Mi jefa,esa diosa 2ª Parte

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
16330 visitas

Marcar como relato favorito

Como ya conté anteriormente, había descubierto a mi jefa en plena masturbación y decidí poner en marcha un plan para poder follármela, pero tenía claro que me lo tendría que suplicar, necesitaba excitarla tanto, ponerla tan caliente que no la quedaría más remedio que pedírmelo y voy a empezar a trabajar para conseguirlo.

Invite a Marta a pasar unos días en mi casa del pueblo, lo mejor que tenía esa casa era que estaba un poco alejada, con lo cual la tranquilidad estaba garantizada y tenía un hermoso jardín con piscina.

Marta necesitaba desconectar de la oficina y no lo dudó un instante, quedamos para dentro de dos días y nos fuimos al pueblo, el cual se encontraba en la sierra de Extremadura.

Llegamos al mediodía y mientras Marta se alojaba en la habitación que le había asignado (una con vistas al jardín y a la piscina) me fui al pueblo a comprar algo de comida.

Cuando llegué, Marta ya tenía toda la ropa colocada y estaba en el jardín leyendo unos apuntes que se había traído, ya que, tenía un examen de inglés dentro de poco y quería repasar. Estaba radiante con su vestido blanco de verano, le sentaba como un guante, ya te conté, que Marta tenía un cuerpazo, no era espectacular pero estaba muy bien formada, tenía una figura que parecía una lolita; era delgada, rubia, culo bien formado y unos pechos que eran muy apetitosos, con un tamaño medio pero muy bien puestos.

Le llame para que supiera que ya estaba en casa y antes de ir a mi habitación a cambiarme para empezar a preparar la comida, le enseñe toda la casa a Marta, por supuesto, teníamos las habitaciones contiguas, no quería que Marta estuviera muy lejos, entraba dentro de mis planes.

Como hacía mucho calor, era Julio, decidí ponerme unos pantalones cortos de licra, quería mostrar a Marta todos mis atributos cuando estuviera totalmente excitado, sabía que, a lo largo del día, estando con esa mujer tan sexy tendría momentos de excitación a raudales.

Bajé a la cocina y empecé a preparar la comida, Marta se ofreció a ayudar y yo muy amablemente le coloqué un delantal y le encomendé las primeras tareas.

Ella se encargaría de la ensalada y yo prepararía la pasta. Marta comenzó a lavar la lechuga y yo me dirigí a la fregadera de la cocina a coger agua para cocer la pasta.

Ella también se había cambiado de ropa, había sustituido el vestido por unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes por la que se transparentaban esos pechos tan apetitosos, ya que no llevaba sujetador.

Yo, al ver como se marcaban en la tela de la camiseta esos pezones pequeños pero duros ya estaba a mil, no podía disimular la erección, se notaba a la legua, la licra no podía ocultar lo evidente, cosa de la cual estaba contento. Al ir a coger el agua no aparté a Marta de la fregadera sino que la rodee con los brazos y me hice un sitio para llenar la cazuela, ella se sorprendió al principio pero se dejó hacer, yo estaba tan arrimado que puse todo mi paquete en el culo de Marta, ella lo notó pero no hizo nada, dejó escapar una pequeña sonrisa nada más y al apartarme con el agua no pudo evitar mirar mi entrepierna y así fue consciente de lo excitado que estaba. Yo no paraba en la cocina y ella no dejaba de mirarme con disimulo, sabia y veía que tenía la polla durísima.

Empezamos a comer y tras los postres nos tomamos un café y un chupito en el jardín. Marta me confesó que estaba acostumbrada a echar siesta y que si no me importaba iba a descansar un rato, yo la comenté que aprovecharía para tomar el sol un rato.

Subimos juntos a las habitaciones, yo a por mí bañador y ella a descansar. Cuando estuve cambiado me acordé que necesitaría a alguien que me echara crema en la espalda, así que, llamé a la puerta de su habitación. Marta salió y la explique el problema, como ya llevaba la crema en la mano accedió a dármela allí mismo, Marta se había quitado el pantalón corto y había salido al pasillo con una braguita blanca de encaje y la camiseta de tirantes, estaba radiante, guapísima. Los pezones seguían bien erguidos y podía intuir sus rosadas aureolas. Yo por supuesto volvía a estar a tope, menos mal que estaba de espaldas, aun así ella se dio cuenta de mi excitación.

Le di las gracias y quedamos para más tarde en el jardín, me acomode en una tumbona y empecé a disfrutar de aquel sol de justicia, te diré que había colocado la tumbona en un lugar en el que Marta pudiera verme bien. Después de estar diez minutos al sol decidí quitarme el bañador y tomar el sol desnudo, en aquel jardín nadie podía verme, salvo mi invitada de la habitación superior, cosa que esperaba que sucediera. Me unté bien de crema el miembro para evitar quemaduras y me di unos masajes, no me estaba masturbando más bien me estaba poniendo bien dura la polla para que Marta pudiera disfrutar de aquella visión. Pensé que ella estaría a punto de dormirse, así que, dejé caer el bote de crema bruscamente para que hiciera ruido y así llamar la atención de mi invitada.

Miré de reojo a su ventana sin llamar la atención y pude ver un ligero movimiento de la cortina, me di por satisfecho, ya que, ella estaba siendo testigo de todo, mi plan se había puesto en marcha. Seguí con el vaivén de mi miembro, suave pero constante, el capullo estaba completamente mojado, subía y bajaba la mano con ritmo, la crema solar ayudaba a lubricar, aunque con lo mojado que estaba ya era más que suficiente. Decidí ir más lejos y comencé a susurrar su nombre; Marta ??, Marta.., era igual que en el vestuario pero más débil, aunque audible perfectamente desde su ventana, por si no era suficiente fui introduciendo frases más largas; Marta haz que me corra??,Marta déjame follarte??.. Marta córrete en mi boca??..Marta me dejarás follarme ese culito????., Marta me podré correr en tus tetas???..En medio de tanta calentura miré otra vez a la ventana con disimulo y pude ver como Marta estaba siendo testigo de todo ya que, veía los movimientos de la cortina. No quise dar marcha atrás y continúe con la masturbación, quería correrme de gusto, estaba pensando en ella y era la mejor forma de acabar, una corrida pensando en una mujer que estaba tan buena como Marta era la culminación, no quería que se perdiera detalle. Seguí aumentando el ritmo, ahora ya era frenético, tenía el miembro duro como un palo y llegue al momento de no retorno, me iba a correr enseguida y no la hice esperar, solo pude susurrar un poco más alto su nombre Martaaaaaa?????. Y eyaculé como nunca lo había hecho antes, salieron chorros de semen por doquier, que cayeron en el césped, había sido una monumental corrida, si lo hubiera hecho encima de una mujer hubiera quedado empapada y chorreando semen por todos los lados.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed