Ejercicio para el corazón

Practicando yoga comenzó; por un cruce de miradas, ingenuas, al apreciar la belleza de sus ojos, se alegro mi corazón. Más tarde coincidimos en spinning y una sonrisa al despedirse encendió la chispa del amor. Me deslumbró su silueta en la piscina, la imagen de su cuerpo quedó impresa en mi mente de tal manera que al cerrar los ojos aparecía nítida, atractiva y especialmente sensual. Poco a poco, con el tiempo, se intensificaron los encuentros; tímidas palabras compartiendo un aparato o el roce de su mano al cederme una mancuerna intensificaron el sentimiento que Cupido originó.
Ahora, tras años entrenando, me he dado cuenta, lo doblemente bueno que es el ejercicio para el corazón.

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