Santo pecado

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Ooh!, Tú un  hombre de fe que ha entregado su vida a Dios.

Yo!, sólo una pobre mujer que daría la vida por vos.

 

 Tú que temes arder en el infierno si cedes un poco entregándote a mi

Yo cual mujer mundana no tiene otro deseo que arder en tus brazos hasta fundirse en ti.

 

 Tú tan terrenal pero a la vez tan fuera de este mundo

has despertado  hasta lo mas profundo

el ardor de la pasión 

en el alma ya condenada de esta pobre mujer

Convirtiéndote en mi dulce obsesión

 

 Y mientras tú lanzas al cielo una oración

Tal vez implorando por no perder la razón

Cayendo en el pecado y en la tentación

Yo ya no atiendo razones

pasándome el día soñando y dibujando corazones

 

 

 

 Mientras tú temes ser condenado

probando de este fruto prohibido 

Yo he condenado mi alma a morir de amor

Antes de tener que echarte al olvido

 

 Mientras tu temes condenar tu alma por disfrutar de uno de los dones mas maravillosos

que nos ha dado Dios

Yo estoy condenada a aprender a vivir sin tu amor

 

 Si hubiera escrito este poema hace quinientos años

me habrían acusado de herejía 

y me habrían quemado en la hoguera

Pero este precio

con ganas pagaría 

si con ello tuviera tu amor, tu admiración y tu aprecio.

 


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