DIARIO DE UN MIMO (8 de 8)
Por Federico Rivolta
Enviado el 02/04/2015, clasificado en Terror / miedo
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VIII
No tuve complicaciones para matar a los policías y escapar de aquel lugar, aunque en la sala de interrogatorios sucedió un momento clave. Pudo haber sido difícil deshacerme de los dos primeros policías, pero conté con un comodín bajo la manga. Eso que les mostré cuando me pidieron que hablase me dio unos segundos de ventaja. Esa distracción fue imprescindible en mi fuga.
Ellos jamás se habrían mutilado en pos de seguir sus sueños; pero yo sí lo hice. Antes emitía ruidos molestos al respirar debido a que, por la desviación de mis dientes, me mordía la lengua llenándola de heridas. Pero encontré la solución.
Al abrir la boca los impacté, no por algo que vieron sino por algo que no vieron. Sucede que algunos no entienden de sacrificios, pero yo sí. Por eso lo hice todo para convertirme en el mimo perfecto, incluso... cortarme la lengua.
Mucha gente se disfraza de mimo; lo mío no es un disfraz.
FIN
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