Posdata: Te quiero... [1]

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Eva entra a la habitación...

- ¿María?

María no contesta, Eva avanza unos pasos, ve su ropa tirada por la habitación de camino al cuarto de baño...

- María, ya estoy en casa, ¿qué era eso que querías decirme?, ¿María?.

María seguía sin contestar, Eva escuchó al acercarse a la puerta el chorro del agua cayendo a la bañera y no quiso entrar, a veces María se hacia la despistada para luego saltarle encima a Eva para hacerle enfadar y de repente comenzar a reír juntas.

- Me he cruzado con Juan en el portal, me ha preguntado si te pasaba algo con él. Dice que hace semanas que te nota ausente y no quieres quedar como siempre. Parecía preocupado.

Eva seguía escuchando el agua caer mientras recogía la ropa de María por toda la habitación.

- Canija, eres un desastre, desde hoy no voy a recoger mas tus cosas tiradas, ni me vas a quitar el enfado con tus tonterías y abrazos, tengo un limite, ¿sabes?.

Eva se dirigió a la cocina, dejó la ropa de María dentro de la lavadora, metió una pizza precocinada en el horno para cenar con María cuando saliese del baño. Los enfados de las dos acababan antes de empezar, entre ellas tenían una forma especial de discutir para acabar siempre riendo. Llevó a la mesa dos vasos, dos servilletas, una botella de ese refresco de limón sin gas que tanto gustaba a las dos. Puso en la tablet, conectada mediante cable a la televisión, la película que tanto estaban esperando ver de unos muñequitos amarillos muy simpáticos, la dejó preparada para darle al play y disfrutar de su cena entre risas, como siempre solían hacer.

María tardaba en salir del baño. Eva fue a darle prisa.

- Venga canija, la pizza esta a punto de salir del horno y ya puse la peli en la tablet. -Le anunció Eva mientras se recogía el pelo con un par de palillos chinos.

- No seas cabrona y no tardes, deja de masturbarte... - Le decía Eva a María entre risas - No querrás que entre a ayudarte, ¿eh pillina?.

A Eva empezó a volarle la imaginación.

Semanas atrás era ella quien se duchaba, María recogía su ropa y le decía lo desastre que era, mientras Eva reía y le decía que dejara de recoger y se metiera al baño para no hablar a gritos.

- No te vayas, métete conmigo.

- Ya estoy en el baño contigo pero me voy a hacer cosas y así adelantamos

- No te vayas, ven, métete conmigo en la ducha.

- ¿Qué dices?

- Si, venga, métete, vamos a divertirnos jaja.

- ¡Estas locaaaa! jaja

Las dos se quedaron mirándose y sonriendo.

- Venga, te haré caso, vamos a ahorrar agua. - Dijo María.

- Así me gusta, señorita greenpeace. - Dijo Eva mirando a María riéndose.

- Date la vuelta. - María.

- ¿Para qué?, nos tenemos muy vistas ya - Eva.

- Hazlo. - Le pidió María.

María le cogió a Eva la esponja de la mano y la estrujó para sacar espuma, empezó a pasársela con delicadeza por los hombros, la nuca... Eva ladeaba la cabeza para dejarse enjabonar, la espuma se deslizaba por sus brazos y su espalda llegando lentamente a su culo. Eva empezó a reír.

- Jajaja, me hace cosquillas la espuma, tú me haces cosquillas jaja - Decía Eva mientras se giraba.

- Jeje, no te des la vuelta, por favor - Le pidió María.

María cruzó sus manos por delante de Eva, abrazándola, el agua se llevaba la espuma que había entre las dos dejando que el pecho de María se uniera a la espalda de Eva.

- Me encanta cuando te ríes, Canija - Susurró María a Eva.

Eva puso sus manos sobre las de María, - me haces sentir tan bien cuando me abrazas, por eso no quiero a veces que lo hagas, nadie crea esa sensación en mi- y dejó caer su cabeza hacia atrás sobre el hombro de María.

- ¿Te da miedo sentirte bien?. María le besó suavemente el cuello y sintió como Eva se estremecía

Eva espetó un suspiro.

- No, no, no... déjame. - Decía Eva mientras salía de la bañera nerviosa.

María se quedó bajo los chorros de agua mirando cabizbaja como Eva se ponía a toda prisa el albornoz y salía del baño. Se enjuagó, salió de la bañera, se puso su albornoz y se fue a la habitación a vestirse. Pensó que lo mejor era salir a la calle a que le diera el aire. Se cruzó con Eva que se dirigía de nuevo al baño al ver que María había salido. No se dijeron nada ni cruzaron miradas.

María se vistió, cogió las llaves y abrió la puerta del piso para ir a la calle.

....

- ¡Mariaaaa!, sal ya o me como yo sola la pizza.

Eva desesperaba viendo lo que tardaba María en salir del baño. Estaba ansiosa por ver a los Minions y sus travesuras. Tenía un lado infantil que le hacia especial y a María le encantaba porque sabía como hacerle enfadar y luego hacerle morir de risa.

....

- ¡Mariaaaa, ven, por favoooor!, me he caído en el baño y me he hecho daño.

María cerró la puerta y fue corriendo a la llamada de auxilio de Eva desde el baño.

- ¿Qué te ha pasado, estás bien?. - Preguntaba María angustiada entrando en el baño.

- Estoy bien, tonta, solo quería que vinieras.

- Eres idiota, creía que te habías hecho daño. Le gritó María enfadada a Eva.

- Lo siento, solo quería que vinieras, me gusta cuando te preocupas por mí. No quería asustarte, solo que vinieras y me abrazaras como lo estabas haciendo. - Decía Eva mientras se quitaba el albornoz frente a María.

María abrazó por detrás a Eva.

- ¿Qué haces?, así no, quiero como hace un momento. Ven.

Eva se metió de nuevo a la bañera.

- Veeeen, pero quítate eso, vamos, quiero que me vuelvas a hacer esas cosquillas que tanta rabia y gusto me dan a la vez, jaja.

- Eres de lo que no hay, Eva.

María se metió con Eva en la bañera, la abrazó como ella quería, le hizo esas cosquillas que tanto amor odio le creaban. Besaba su hombro, su cuello... los dedos de sus manos se enlazaban. Eva apretaba con sus manos las manos de María haciendo que sus brazos la aprisionaron. Se sentía tan bien así que no quería escapar de ellos.

- No creo que esto este bien, tu estas con Juan y yo con... - Eva asustada

- Shhh... no digas nada. - Le susurró María. - Date la vuelta.

Eva se dió la vuelta mientras María le acariciaba la cara con sus manos, acercó su frente a la suya sin dejar de mirarle a los ojos y le sonrió.

- No hacemos nada malo, solo nos hemos abrazado, no va a pasar nada.

- Pero... yo quiero...

- ¿Qué quieres, cariño?

- Quiero...

Sin decir otra palabra, Eva besó a María, ésta le correspondió y comenzó un preludio de caricias sin despegar sus labios...

 


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