MANUELA HEREDIA 6

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Decidieron que lo mejor era vender la empresa, el director decidió irse y me quedé sola con los
empleados que estaban todo el día enfadados por no cobrar, pero su única salida y más en una
comunidad como esa era que vendiéramos la empresa y se quedaran con un buen puesto de
trabajo, pero no me ayudaron mucho. Me puse como loca con poca comida en el estómago y con
muchas ganas porque al menos si creía en el proyecto, a buscar inversores para comprar el
periódico. Solo había habido una mala gestión, pero una buena empresa podía sacarle mucho
rendimiento a este periódico y muy buenos beneficios en poco tiempo. En dos meses tenía 4
empresas muy interesadas y empezaron las reuniones por supuesto con el presidente yendo y
viniendo y yo siendo cada vez más una muñeca de sus juegos más preocupada de como sobrevivir
día a día y de qué pasaría conmigo cuando se vendiera la empresa que otra cosa. Estaba sola en
una ciudad que cada vez me resultaba más extraña y deseando que todo acabara. Deseaba que
me echaran al menos así podría irme al paro, pero no tendría tanta suerte, mi misión era seguir
allí hasta el final. Finalmente una de las empresas se quedó como finalista y recuerdo que
comimos un día a solas, yo pensaba más en que íbamos a comer que en la conversación del
hambre que tenía, pero creo que se quedó satisfecho con mis respuestas. Lo que no me gustó es
que en las cláusulas quería que yo me quedara en la empresa. Se lo dije al presidente, eso no
podía ser, yo no podía estar en la venta y ser vendida también. Me dijo que no me preocupara que
en unos meses me rescataría y me podría ir a la central pero esto ya no me gustaba nada y
además luego estaba el tema del incentivo de la venta del que NUNCA se habló. Nunca recibí un
solo euro por la venta del periódico y me hicieron la cama para quedarme con el comprador...me
sentí como una mierda y al mes el comprador me despidió con 3000 ? de indemnización por no
haber superado el periodo de prueba o algo así se inventó. No recuerdo ahora mismo...
En fin me quedé en la calle con una mierda de indemnización y haciendo el equipaje para
volverme a casa de mis padres. En medio hubo otro periódico que se interesó por mi, uno
generalista con una muy buena tirada que me ofrecía unas condiciones estupendas y me podría
volver a traer a mi hija pero en mi desesperación en la última reunión me puse a llorar y todas mis
expectativas se fueron al traste. En fin, dejé a todo el mundo con un buen puesto de trabajo a la
empresa muy bien vendida y a mí en la calle y sin una comisión por venta siquiera. Pero mientras
estaba recogiendo mis cosas y pensando en una nueva vida en Madrid sin saber en que iba a
trabajar recibí de nuevo una llamada del presidente:
- " Irene no quiero perderte, no quiero que te vayas, vente para la central, tengo un puesto de
Directora de Relaciones Externas, empezarás desde cero pero es lo que puedo ofrecerte, si tienes
algo de dinero, alquílate una casa y volvamos a estar juntos".
De pronto, me entró un ataque de pánico y de risa, no sabía que hacer, no sabía que quería este
hombre de mi, no había hecho ya suficiente? y por qué algo dentro de mi quería ir? Estaba loca,
estaba pensando en volver a la boca del lobo, de volver a someterme a sus órdenes y volver a ser
su esclava, pero estaba locamente enamorada de él, estaba perdida ante sus palabras y sabía que
iba a ir... y él también lo sabía.
Recogí mi orgullo, mi corazón arañado y mis bártulos y en una furgoneta con un conductor
enorme, me fui de esa ciudad ingrata a mi nueva sede, con mi presidente, mi casa vacía y mi
nuevo puesto de trabajo.
Parecía que nada había pasado, como si viniera de vacaciones y no hubiera pasado ninguna
guerra, acepté el olvido y asumí el presente. Disfruté de una especie de luna de miel, con fuegos
artificiales de recién llegada y besos y abrazos y noches de amor. Parecía amor, pero siempre
éramos dos, bueno 3. Él así lo quería, nunca quiso dejar a su mujer porque también la amaba,
decía que nos amaba a las dos. Él ahora sigue con ella y a mí me dejó en el camino con el corazón
desgarrado y el alma perdida muy perdida... Incluso quiso que fuéramos 3 pero nunca se atrevió a
contárselo. Yo a ella la admiraba, incluso me hubiera enamorado de los dos. Suena raro, quizá era
necesidad de amar. Tuvimos muchos viajes juntos, viajes maravillosos por toda España buscando clientes,
franquiciando el periódico, trabajando juntos y follando como adolescentes, con sexo duro siempre
muy calientes y preparados el uno para el otro, mil fantasías, mil juguetes y mil historias en cada
hotel. Se puede decir que fui feliz pero él siempre quería más tanto en el trabajo como en lo
sexual y más significaba llevarme al extremo, física y psicológicamente y cuando vencía un
extremo de dolor había otro de aguante físico. Hasta que llegó el día que empezamos a meter a
amigos en el sexo, creo que esa parte nunca la llevé bien. Siempre me sentí sucia, mal,
manipulada y humillada. Quería volver a lo de antes, a mi presidente, a mi dolor controlado, a mi
humillación privada, pero ya no había vuelta atrás, él quería más y si no era así me castigaba sin
verme...


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