Denunciar relato
El tipo del espejo no le gustaba. Siempre tenía ese gesto torcido, ruin y amargado. No, no le gustaba ese tipo.
Una mañana decidió hablar con él. Quería decirle que la vida es algo más que angustias y batallas, que podía encontrar sonrisas y placeres, que dependía de él y que no era tan difícil cambiar.
Volvió al espejo, le miró a los ojos y justo antes de emitir ningún sonido le interrumpió la enfermera: "doctor, le esperan en la sala de conferencias".
De nuevo a solas se dirigió a la puerta y el espejo espetó: "te veo luego, psiquiatra".
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