SE ROMPIERON MIS ZAPATOS ROSAS

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SE ROMPIERON  MIS ZAPATOS ROSAS

Como amaba mis zapatos rosas, cómodo, práctico, combinable, fiel y bello, de tela con naves y motivos espaciales. Nunca supe si eran tenis, zapatos  o qué rayos. Se acabaron, pero no así mi amor por ellos, ahora que lo pienso parece que los tengo desde siempre.

Un día fuimos a un hotel nuestra primera vez con  un chico se llamaban Emiliano, ¡Dios que guapo era Emiliano!.Se llamaba como el héroe revolucionario Emiliano Zapata y tenia las mismas convicciones, bueno muchos chicos de 17 años se creen socialistas, revolucionarios, comunistas, aman al Che, a Lenin y leen es Manifiesto Comunista para luego gritar ¡Tierra y Libertad!.

Emiliano y yo gritamos una tarde de Marzo en ese hotel más o menos algo así?.

Todo era emblemático en él su nombre, su nacimiento  el 02 de Octubre, su madre nació en el 68 y su padre  un graduado en ciencias políticas de la UNAM llamado Fidel (QDP).Era un chico escuálido, alto con piel canela, dedos larguísimos, labios carnosos y unos ojos carajo! que ojos como dos faros que alumbraban la calle?.Brillantes y luminosos ,sus ojos estaban llenos de sueños, ideales y dolores.

Ese era Emiliano un niño-joven-adulto todo en el  cabía desde sus pensamientos mas maduros y estructurados, con planes reales para su futuro, pasando por sus sueños románticos de adolescente que pretendía cambiar el mundo y dejar su ?huella? hasta sus actitudes de niño jugando yu-gi-oh!!!...

Pues bien mis zapatos rosas, Emiliano y yo perderíamos la virginidad en un pintoresco hotel de paso que encontramos después del almuerzo  cuando caminábamos por una calle buscando una librería que el juraba que estaba por esos lares.

Era un hotel de esos que la estancia casi nunca es por mas de 6 horas, lindo la verdad entramos con el corazón en la garganta y la cara colorada. Nos dijeron  habitación 14 segundo piso, caminamos nerviosos tomados de la mano.

Mis zapatos rosa se movían lento, usaba una blusa negra sin mangas y una falda lisa y larga cruzada en negro con costuras en el mismo tono que mis zapatos rosas chillantes. Emiliano traía unos jeans ceñidos como los usaban los chicos en esos días, unos converse  color gris y una camisa crema algo holgada (raro en él porque siempre usaba playeras negras  de la misma marca [de moda jajajaja]).

Entramos en la habitación, había música y botellas de agua y esos famosos ?jabones chiquitos??.No sé cómo comenzó, no sé como termine sin zapatos rosas, sin blusa y sin todo lo demás, solo recuerdo sus pies largos, flacos y con lindos dedos huesudos, recuerdo los besos, su cuerpo desnudo sobre el mío, sus ojos viéndome como si fuera la imagen  mas sublime del universo.

Cuando nos hicimos uno, ahí recordamos a Zapata.

Puso su palma sobre mi corazón y dijo.

-Este lugar es mi tierra y no importa lo que pase  siempre la defenderé, ahora parte de ti es mía para siempre y una parte de mi  es tuya; Té amo Infinito!-Proclamo Emiliano.

Y llore tal vez por el discurso lindo y mentiroso (no porque no fuera real, solo que es caduco como todo en la vida), o por el dolor que me partía en dos o tal vez porque Emiliano tenía razón, algo ahí fue intercambiado  sino para siempre por lo menos para el resto de la vida.

No solo nuestros cuerpos se desvirginaron, no solo estábamos haciendo el amor, nos estábamos marcando para el resto de la vida, dejándonos en cicatriz para el futuro. Al finalizar mi cuerpo dolía como si me hubieran dado la paliza de mi vida (y no hablo en doble sentido).

Todo era perfecto, Emiliano buscaba mi ropa y  arreglaba mi cabello, mis zapatos rosas estaban tirados en la alfombra una sobre el converse gris, lo vi y me di cuenta que lo amaba, loca, incontrolablemente, ridículamente lo amaba y que había elegido a este chico emblemático para ser el mas grande dolor de mi vida.

Salimos del hotel pintoresco para buscar la jodida librería  y para ser normales otra vez, esa  tarde fue un secreto  durante mucho tiempo, hasta que tres meses después termino el romance y nuestros respectivos ?mejores amigos? fueron notificados de nuestra corta historia sexual y nuestro largo camino de dolor al terminar, mis zapatos rosas siguieron conmigo pero Emilio se despidió de nosotros, de su tierra, de su patria, de su socialismo y de Zapata?

Pero años después cada vez que usaba mis zapatos rosas el recuerdo de Emiliano  me hacia sonreír, fue un amor corto, lindo entrañable, los zapatos duraron  mas que el romance pero hoy ya no estarán mas para hacerme sonreír.

La moraleja de la historia es que nada es para siempre ,ni los te amos infinitos, ni los zapatos rosas, pero siempre el  hermoso amar y buscar otros  sublimes zapatos rosas que nos hagan sonreír?


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