Navegante de la vida.

Atada al mástil del barco de la vida intentas desplegar tus alas, erguidas, firmes, detenidas por el silencio. Una vez pudiste moverlas, pudiste desplegarlas, pudiste volar. Con los mismos pasajeros y el mismo capitán que al comienzo ponías rumbo hacia tus sueños. Tenías las personas necesarias, las armas necesarias, entonces, ¿qué es lo que falló? ¿Qué es lo que te hizo congelarte en el medio del océano? Tenías todo cuanto querías tener, pero no fuiste consciente de una cosa muy importante: el viento. Sin el viento no puedes navegar, no puedes volar. Entonces, ¿qué es el viento? ¿Corrientes de aire incontrolables por el ser humano? No. El viento es lo que impulsa y mantiene en movimiento a un barco, es lo que lleva a una flecha hasta su diana, es el conductor de la vida, eres tú. Sin pasajeros, sin armas, sin barco, solo tú. Sin ti no puede existir nada.

Pequeña guerrera, lucha contra tus pensamientos, contra tu vida, contra ti. Y cuando ganes esa lucha en la penumbra, podrás volver a mover el barco para contar la verdad, y poner rumbo de nuevo hacia tus sueños.