Mi jefa,esa diosa 3ª parte

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Después de asearme en mi habitación, baje de nuevo al jardín y continúe tomando el sol, también decidí darme un baño para bajar definitivamente la calentura. Mi pene ya estaba flácido pero todavía chorreaba, había sido una corrida espectacular.

Marta bajó minutos después, se la veía acalorada y yo sabía los motivos, se había masturbado igual que yo. Venía con un bikini rojo espectacular, el cual mostraba su hermosa figura, delgada, con unas tetas impresionantes, redondas, firmes, pezones pequeños, un culo digno de mención, duro, trabajado, también decir que a través de la braga del bikini se marcaba su rajita perfectamente. Nos pusimos a tomar el sol en las hamacas y me dijo:

-Álex me puedes dar crema en la espalda

-Claro, no sea que te quemes -dije yo- y luego me pones a mí un poco de crema.

Marta se quedó tumbada de espaldas en la hamaca, cogí la crema y comencé a untársela en la espalda, lo hacía despacio, suavemente, quería disfrutar de cada centímetro de su piel, lo estaba haciendo con tanta delicadeza que parecía un masaje.

En un momento dado le dije:

- Marta te importa que te desate el bikini, es para no mancharlo de crema.

- Espera que ahora lo hago,- me contestó- y con una mano tiró del cordón del bikini y lo desató.

Yo seguía con la crema, acariciando más que otra cosa. Podía contemplar sus hermosas tetas, las cuales estaban aplastadas por el peso del cuerpo, tan blanquitas y con una redondez fuera de lo común, hasta me tomé la libertad de acariciar su contorno aprovechando la situación.

Cuando terminé con la crema volví a atarla el cordón y me levanté. Marta se incorporó y se dispuso a darme crema, yo estaba de pie y con mi polla un poco morcillona ya. Simplemente el roce de sus pechos, había hecho posible el despertar a la fiera. Ella no dijo nada pero se dio cuenta de la situación, la tela del bañador abultada era la prueba.

Más tarde nos dimos un baño y también estuvimos jugando un rato, nadamos y nos hundimos la cabeza mutuamente, la verdad lo pasamos muy bien. Nos tomamos unas cervezas y pasamos una buena tarde.

Esa noche habíamos quedado en salir a cenar fuera y luego ir a un pub en el que había bailes latinos, así que, subimos a bañarnos y a cambiarnos para la cena. Marta se duchó primero y mientras estaba en el baño, fui a su habitación para ver que se iba a poner, lo sé, no estaba bien expiar a mi jefa, pero allí estaba encima de la cama un vestido ajustado de lycra con un conjunto negro de lencería, sujetador y braguita con encaje y transparencias, todo el conjunto destilaba sensualidad. Volví a mi habitación a preparar mi ropa mientras Marta terminaba. Elegí unos pantalones de lino con un bóxer de algodón y un polo de color rojo.

Marta me llamó:

-Álex, ¿me puedes traer la toalla? La he olvidado en la habitación

-voy- respondí,

Entré en su habitación y encima de la silla estaba la toalla, se la llevé al baño, llamé a la puerta y estirando el brazo sin entrar se la alcancé.

-Gracias ? me contestó, ¿luego me puedes dar crema para después del sol?

-Si faltaría más- respondí

Salió del baño con la toalla envolviendo su cuerpo, pelo al aire, parecía una diosa nórdica, abrió su habitación y me dijo:

-Espera que me ponga algo y ahora te llamo-

- Pasa- dijo pasados unos minutos.

Entré a su habitación y una vez más quede deslumbrado ante tanta belleza, se había puesto la braguita negra y con los brazos cruzados en el pecho me invitó a pasar para darle crema. Se quedó de pie y se volvió para que pudiera darle crema, cogí el bote tembloroso y comencé a aplicarle la crema, estaba fría e hizo que al contacto con su piel, se estremeciera. Los pezones se pusieron duros y todo su cuerpo estaba con ?piel de gallina?. Tenía un culo tremendo, esa braguita con encaje hacía todavía más apetecible ese culo, tenía unas piernas bien torneadas, se notaba que hacía deporte.

Terminé totalmente empalmado, mi polla pedía guerra a gritos, quería estar dentro de ese culo, me encantaría follarme ese culito y sobre todo correrme dentro de él. Mi erección era evidente, así que, terminé pronto y me dispuse a volver a mi habitación. Marta me dio las gracias y se giró un poco para despedirme, lo suficiente para poder ver cómo iba de empalmado.

Me di un baño y al salir le pedí a Marta que me diera un poco de crema:

-Marta, ¿me puedes dar un poco de crema?- antes de que me vaya a pelar-

-Ahora voy, contestó

La esperaba en mi habitación con el bóxer puesto, llamó y entró con la crema, venía con el vestido puesto y el pelo recogido en un moño, estaba preciosa, me hizo tumbarme en la cama y comenzó a darme la crema, tenía unas manos suaves y lo hacía despacio, me hubiera quedado allí toda la vida, ya que, sentía un gran placer.

Terminamos de arreglarnos y nos fuimos a cenar, la cena estuvo bien y nos dirigimos al pub dando un paseo. Marta estaba guapísima, varios hombres giraron la cabeza al verla pasar, estaba radiante con aquel vestido ajustado. Llegamos al pub y pedimos mesa para poder disfrutar de las actuaciones.

-Esta noche ¿vas a bailar conmigo no?- me dijo Marta

- Desde luego, contesté- no veo con quien mejor y más guapa puedo hacerlo


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