Excluirse como merito propio, no deja de ser un alarde de automutilación ególatra. De espaldas caemos a un mundo poliédrico, y me gustaría preguntarme el porqué de las Nike, de las Dr. Martins, de tu tupé de surfista pasado, de tu gusto rancio por la música de sintetizador, de la novela barata, de la película simple, de tu sofá reclinable, de tu walkman "vintage". Pero la realidad es que antes de hacerlo ya me he vuelto a perder.
Vivimos esclavos de la enajenación. Somos la película muda de nuestra época . Soy un viejo joven o un joven en su vejez. Esto no es El club de la lucha, no es una analogía barata, no son diamantes en mierda. Soy el sueño americano, o el francés, el ingles , el español. Soy el amalgama. Somos el amalgama.
Me gustaría decir que veo algo bonito en mi ventana. Solo para variar. Pero solo veo naranja.
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