Pensamientos de un peregrino

El ahora siempre es belleza.
El sonido de las conversaciones, el olor del pan recién hecho, el llanto de un bebé, el vuelo de un pájaro.
Observo atentamente y disfruto y tiene sentido mi vida. Por fin.
El pasado, un infierno; el ayer, ya no existe.
El futuro, una alegría porque el mañana es solo de Dios.
El ahora, belleza; y belleza es libertad.
Vano afán de los que me rodean por ser felices. Cuanto menos tienes, más tienes.
Sigo un rato más sentado aquí, hace buena temperatura y veo a la gente caminar con sus preocupaciones. Se acerca una señora mayor amable y libre.
"Clinc", hace la moneda que lanza a mi platito. Pero la mujer no continúa su camino.
-¿Por qué no va usted a Caritas? Lleva aquí muchos días. Allí le ayudarán mejor-, me suelta de improviso, mirándome a los ojos.
"Bendita ignorancia", pienso yo.