Una tarde de fotos eróticas

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Con mi segundo marido no tuvimos muchas aventuras sexuales, pero hicimos un par de tríos suaves y un intercambio suave, no es mucho en diez años... La aventura que más recuerdo con él fue la primera. Queríamos tener buenas fotos eróticas y no sólo las tomadas con el celular, así que fuimos buscando un fotógrafo que fuera discreto, seguro, confiable y que me resultara atractivo, porque sino no iba a desear sacarme la ropa para las fotos. Tardamos mucho en dar con el indicado y lo más curioso fue que lo conocíamos. Se llama Alfredo, tiene 40 años y se dedica a fotos de casamientos. Hablamos con él, le dijimos lo que queríamos y enseguida me miró de ese modo en que miran los hombres cuando se excitan. Acertamos, pensé. Ese mismo sábado, dejamos a los chicos con mi mamá y nos fuimos a pasar el día a una cabaña, a la que después del almuerzo iría Alfredo a hacer las fotos. Charlamos un rato, bebimos cognac y café y luego subimos al piso superior, donde estaba el dormitorio. Ya habíamos encendido la estufa, así que el ambiente estaba agradable. Hablamos un poco más y luego me quité el vaquero y el jersey para hacer unas tomas en ropa interior, acostada en la cama. De a poco, fui haciendo poses más sensuales, como la del perrito, o abrir las piernas, cosas así. Después me cambié la ropa interior y me puse una súper erótica, pero para cambiarme me desnudé delante de Alfredo y con eso lo terminé de excitar. Hicimos más fotos y de a poco, me fui desnudando, hasta que quedé completamente desnuda en la cama e hicimos muchas fotos en poses sugestivas, muchos primeros planos de mi cola, de mis pezones, de mi vagina...y luego mi marido le dijo a Alfredo que me iba a hacer sexo oral y que tomara primeros planos. Eso fue maravilloso, yo miraba de reojo al fotógrafo, mientras la lengua de mi marido me entraba por los dos sitios. Luego de eso, mi marido se sacó la ropa e hicimos varias fotos de mis manos acariciándole el pene, hasta que las últimas fueron gotas de semen sobre mi vientre, pues mi marido acabó sobre mí y todo fue a las fotos. ¿Se te paró, mirando? le preguntó mi marido a Alfredo. "Y sí, claro", dijo él. A ver, muéstrala, así me señora te la conoce. Alfredo la sacó y estaba realmente parada. Dale, Gab, vayan al baño y dale una mano, para que no se vaya así, dijo mi marido. Fui al baño con Alfredo y lo masturbé sobre el lavatorio, hasta que su semen se derramó ahí. Eso fue todo, nos vestimos, bajamos a tomar más café y le hicimos jurar que guardaría el secreto.


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