Cinco años han pasado, sigo en este cuadrado maloliente, asqueroso y con un toque lúgubre que le da ese encanto a las películas de criminales donde la maldad se termina pudriendo en este lugar sin salida.
Pues sí, esta es mi historia de todos los días, sentarme en un rincón de mi lujosa habitación con mi televisión último modelo que por falta de mantenimiento solo muestra un canal gris y sin vida, de vez en cuando observando mi pequeña se podría decir que ventana pero parece más un apertura que el paso del tiempo se encargo de hacer y gracias a esto creo que mi locura fue avanzando.
Todas las noches tengo el mismo sueño, un ave que vuela lejos observando la poca belleza que queda en este mundo, escapando a ese rincón puro donde la estupidez humana aun no ha podido llegar. Pero no se preocupen que apenas los pendejos gobernantes se den cuenta de esto, corren a matar a todo lo que le da color a la vida así es siempre y aunque duela nunca va a cambiar.
Un simple sueño se volvió mi estilo de vida y así sucede supongo cuando destruyen las alas de un alma libre, aunque parezca estúpido por querer hablar perdí mi libertad.
Es muy cómico como por defender lo que crees terminas arrepintiéndote.
Si al principio no, pero años encerrado en un basurero hacen que uno pierda su poder de luchas y se olvide de los ideales, buscando hablar con los idiotas que lo metieron a uno en esto para suplicarles que nos dejen sentir el aire limpio otra vez.
Lástima que nunca lo hice.
Por eso sigo aquí, en una cárcel de una mugrosa isla donde la misericordia de Dios ya no existe, donde las gloriosas leyes no tienen fuerza y la justicia solo es un chiste cruel.
Se ha vuelto hasta gracioso ver como cada mes traen a los idiotas que quisieron defender sus creencias, se les puede ver en los ojos la esperanza de algún salir rápido de este paraíso terrenal pero como todo después de unos meses si no se vuelven ratas, la esperanza se les va y sus pupilas se vuelven del oscuro más triste del universo.
Cada día aquí es una tortura, uno ya no ve a los guardias en forma humana, se los ve como los mismos demonios de Hades, para ellos la compasión se incinero en las mismísimas llamas del Tártaro. Cuenta la leyenda que antes eran hombre o más bien que se despiertan siendo humanos pero apenas se ponen sus uniformes y entran a este calabozo toman la forma de una bestia, se alimentan del sufrimiento que muestra cada triste y miserable alma que permanece encerrada.
Quizás lo que me ha mantenido vivo por tantos años es ese sueño, pensar que algún día mi espíritu va a escapar de este cuerpo desgastado, destruido por el paso del tiempo y las asquerosas condiciones en las que me encuentro. Solo sé que este sueño es esperanza y aunque me atormente cada vez que me despierto y sigo en este infierno, se que algún día mi mente encontrara la calma y su camino hacia la libertad.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales