Soy un cronopio

Definitivamente soy un Cronopio (con el permiso de Cortázar).

Cierto es que no soy de color verde, pero si rara como tildamos a los que le atribuimos este color: perros, extraterrestres? O simplemente soy verde porque vegeto, aunque no haga la fotosíntesis y no corra clorofila por mis venas.

Húmeda? puede ser? cada una de las lágrimas que derramo moja tanto mis sentidos como mis pensamientos.

Quizá ser un cronopio radica en lo que soy y no en lo que parezco. Algo tengo que ver con esas criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales. Escribo porque creo que expresarme es la forma de dejar escapar mi alma. Vivo con la ingenuidad constante de creer en lo que me hace feliz. Sensible, sensiblera, aunque alguno lo confunda con autocompadecimiento. Me niego a ser convencional, aunque no pueda evitar seguir los dictados de la estricta moral y como a los Cronopios, me descoloque que lo que yo pensaba que estaba allí, ya no esté. El orden no entra en mis esquemas, ni en mi casa, ni en los apuntes que una vez hice en la universidad, ni en mis archivos, ni en mis relatos, ni siquiera en mis pensamientos que son un cajón desastre.

Me siento como ese personaje que vive dibujado al margen, que no tiene rimas en sus versos.

No se si seré un Cronopio, pero lo que sí se, es que nunca llegaré a ser una Fama ni una Esperanza