Cada mañana era la misma en esta casa, levantarse temprano, salir a trabajar, regresar antes del atardecer, quizá jugar domino y más tarde escuchar a la novia de mi compañero quejarse de la molesta vecina. Un fin de semana cansado de escuchar cómo se quejaba, decidí hacer algo por la situación, le propuse cambiar de recamara por lo que no dudo ni un momento. Tardamos todo un día en mudar y acomodar las cosas, pero para la noche del domingo ya estaba listo.
Yo conocía a la vecina, una joven muy amable y hermosa, por ello que no entendía la queja de esta chica que siempre que la cuestionaba decía, " Tú no te quejarías". Mi escritorio quedo apuntando a su ventana, así que mientras preparaba algunas cosas para el día siguiente pude percatarme de algo extraordinario. Era ella, la vecina, su silueta en la cortina. Era ella tocándose. Me quede perplejo al ver como ella poco a poco comenzaba a tocar sus pechos sentada en el borde de la cama, podía ver como se arqueaba mientras bajaba su mano hacia su sexo. Enseguida me puse duro. Tan duro que no pude aguantar y como instinto comencé a jalármela. Cerré por un momento los ojos completamente excitado, y cuando los abrí ya había desaparecido. "Demonios" espete, me dejo con las ganas de seguían viéndola.
Se repitió este mismo ritual durante una semana, ella se sentaba y se masturbaba frente a mi ventana, mientras yo hacia lo mío. Hasta que una mañana como todas me la tope de regreso del trabajo. "Buenas tardes" me saludo "Buenas..." Tartamudee. "Hoy mi compañera llegara tarde, y de mi balcón al tuyo es solo un metro" Me dejó frío.
Por la noche daba de vueltas en mi cuarto, no supe que responderle, a que se refería, ¿acaso me había visto todos esos días? De momento lo note... su ventana abierta, y ella desnuda sentada con las piernas abiertas frente a mi ventana.
Mi mente se quedo en blanco pero mi cuerpo supo qué hacer, abrí la ventana atravesé el sucio balcón y con un gran esmero pude llegar al suyo. Mi cuerpo y mis manos temblaban después de hacer aquella estupidez. Pero antes de poderme recriminar ella me tomo por la espalda. "Después de tantas noches, al fin tendré mi recompensa" me susurro mientras me arrojaba a la cama y me sacaba el sexo. Comenzó a lamerlo con frenesí. Yo sentía como se ponía cada vez más dura, estaba a punto de llegar al clímax.
La aleje de mi y la puse en cuatro, ese hermoso trasero me estaba volviendo loco. Enseguida la penetre, entre y salí escuchando sus gemidos cada vez más fuertes. "Vamos, Dame mas" me decía. "pellízcame los pechos" yo obedecí inmediatamente, la gire y comencé a lamer sus pezones duros, pude sentir como escurría. Me saque el resto de mi ropa y me senté en la orilla de la cama. "Arriba" le dije y mientras lamia sus pechos ella me montaba hermosamente. Pude sentir como su cuerpo se contraía, así que tome sus nalgas y seguí penetrándola cada vez más y más duro. Ella entro en éxtasis y con un hermoso gemido termino llevándome con ella....
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales