Devuelto al manicomio.

Careciendo de talento por la calle, silbaba una melodía triste, de los años 60's, creo. Mis bolsillos vacíos, daban espacios cómodos a mis manos y por esa calle, gentes miraban aquel espectáculo.

Y en mi afán por entonar dicha melodía, llegue sin querer a las nubes. Esas cuestiones que siempre se ven desde abajo, las elegantes formas de algodón blanco, dignas del clásico sinfónico DANUBIO AZUL.

Mis ojos no daban crédito a tal paisaje, entonces, sin pensarlo demaciado, me arroje sobre ellas, nadando en lo blanco de su manto. Extendía mis brazos y piernas haciendo emblemáticas siluetas de angeles, sumergiendo y emergiendo mi triste figura, como si estuviese en el mar.

... Nunca jamás me sentí tan feliz...

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Luego... Al despertar de mi trance, escuche risas y dos hombres de blanco me levantaban désde el suelo, llevándome a ese castillo de ventana con barrotes y habitaciones acolchadas y comprendí que solo era un sueño...

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