Siempre me gusto la mar,miraba los barcos y veia como se perdian en el horizonte perseguidos por las aves marinas y soñaba con subir a uno de ellos,en las cercanias del puerto de Montevideo habia muchos "boliches"en algunos de ellos frecuentaban marineros pescadores,"boliches"con olor a bebida alchololica,humo de cigarros,y mujeres que iban a ofrecer sus "servicios".Queria integrarme a esos duros pescadores de la mar pero me ignoraban,queria yo ver como podia embarcarme en uno de esos pesqueros.Pero uno de ellos de tanto insistir , me dijo:"bueno te voy a sacar un permiso de embarque y te voy a llevar una marea conmigo".Estuve esperando casi un mes y tambien esperando que el marino llegara de su marea,mientras tanto seguia haciendo "changas"para ir sobreviviendo.Y tambien seguia visitando los boliches escuchando las historias de los pescadores,en la cual habia naufragios,perdidas de compañeros en la mar,duros dias de faenas,accidentes,etc,etc,cuando mas escuchaba mas me facinaba ese mundo.Veia como gastaban sus dineros y con mujeres sentadas en sus faldas que por supuesto despues vendria el amor,era un mundo muy diferente a la cual yo estaba acostumbrado a vivir en otros lados.Y me hacia la idea de que iba a ser cuando ganara ese dinero en tan duro sacrificio.Y llego el dia que tanto deseaba,era una mañana de julio,cuando llegue al muelle pesquero habia una niebla en la cual se veia poco y el frio era insoportable.estuvimos trabajando todo el dia en el barco preparando las redes,por supuesto yo, aprendiendo el oficio ya que de eso no sabia nada y era todo novedad y hasta el olor del muelle era diferente,un olor muy especial,algunos barcos venian con sus cargas acompañados por las ruidosas gaviotas.Ya de nochecita la niebla habia desaparecido,la mar estaba en calma y el pesquero zarpo rumbo a la zona de pesca,era un pesquero que hacia sus caputuras en costas Uruguayas y Argentinas con capacidad de 50 toneladas mas o menos.La pesca er de "Corvinas",e ibamos a la bahia samborombon.Cuanto mas se alejaba el pesquero las luces de la ciudad poco a poco iban desapareciendo,una gran luna blanca plateaba las aguas y parecia surgir del cerro de Montevideo,para todo era maravilloso.Solamente eran 8 horas de viaje a la zona de pesca pero a mi me costaba dormir,pues no estaba a costumbrado a el ruido infernal del motor del pesquero.En esos años los 70 habia mucho pescado fue asi que cuando el barco recogio la red despues de haberla tirado a la mar vino tanto pescado que quede asombrado,despues habia que ponerlo en cajas,bajarlo para la bodega,donde le ponian hielo,parece sencillo pero no lo es mas con el frio que te conjela la cara y las manos.Pero eso no fue todo,lo peor del caso que una brisa que posteriormente se convirtio en tempestad hacia balancear al pesquero como si quisiera hundirlo.Un mareo me vino a la cabeza y peor aun los vomitos que eran interminables,y juraba no subir mas en el maldito pesquero y lo peor de todo soportar la burla de los viejos pescadores,me duro hasta que regresamos al muelle y aun en tierra parecia que todo se movia.El marino que me consigio el embarque me dijo:"bueno no creas que vuelvas",pero si volvi y lo hice por varios años en la cual me embarque en pesca de altura con varias banderas,culturas y razas,conociendo distintos puertos.
Walter Marin
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