El camino

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El camino podrá parecer oscuro e incierto, pero vos no temáis, proseguid el caminar. Pues por muchas sombras que ronden a vuestro alrededor, el camino siempre permanecerá ahí, en el mismo lugar. Y aunque algún día os retiréis a un lado, cansados, para recuperar el aliento. Habréis de saber que siempre estará ahí para retomarlo.
Eso es algo que nunca, jamás, debéis hacer. Descansar y reflexionar a un lado del sendero si es lo que precisáis. Pero no más. Pues el camino está ahí para ser andado. Y cuando llegue el fin de tus días, el camino no habrá marchado pero sí vuestras fuerzas.
Aprovechad pues la juventud y su energía para recorrer el sendero de la vida. Para así, cuando las fuerzas os fallen, éste ya este andado y podréis sentaros a descansar junto al final del sendero. Esperando el día en que repiquen las campanas y más no podáis. Pues ese día deberéis dar el último paso.
No esperes de ese modo a que la vida pase ante tus ojos. No hagas como muchos, que ante la dificultad del caminar abandonaron el proyecto. Y se sentaron a un lado mirando con envidia y cansancio al resto de mortales que, con esfuerzo y perseverancia lograban sus objetivos. Superando barreras y todo tipo de obstáculos que el mundo colocaba en el sendero. Pues el ser humano por muy débil que parezca por fuera, es un ser extremadamente fuerte y tenaz. No posee garras, ni alas, ni fuertes extremidades con las que ayudarse. No. Tan solo cuenta con la ayuda de su cerebro, pues es ahí donde reside nuestra fuerza.
El amor, el miedo, la emoción y todos los sentimientos son los que nos infunden esa fuerza con la que saltar una roca y esquivar una rama suelta. El valor para hacer frente al temporal y a volver al camino una vez la tormenta amaine.  Y aunque tras la borrasca, descubras muy a tu pesar que has vuelto al principio, no te desanimes. Pues el premio final valdrá la pena.
Coge impulso y avanza, que la vida no solo significa barreras, sino también apoyos. Cuando te encuentres con un barranco, busca la cuerda de la esperanza y supéralo.
Pero por encima de todo, nunca abandones el camino. Mantente en él y termínalo. Pues vida, al igual que sendero solo hay una. Aprovéchala y llega al final. Porque cuando lo hayas hecho podrás reír, y recordar con alegría todas aquellas penalidades que en el fondo, no fueron para tanto. Pues te llevaron a donde te encuentras, en la meta. Te hicieron aprender cosas sobre ti mismo, los demás y sobre el mundo.
No rechaces un obstáculo a la ligera. La vida está lleno de ellos, y la vida está para vivirla. Cada uno de ellos te enseñará una cosa distinta, que más adelante te valdrá para superar uno más, y uno más, y otro más, hasta que ya no queden más y tu camino andado esté.


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