Dos y media de la tarde. Hace calor. El mirlo de ayer vuelve a mi ventana y se planta en el alféizar. Lo asusto con Little Boy y Fat Man. Espero que no vuelva. Suena el teléfono y mi ex mujer insiste en que regrese a casa y deje de hacerme pajas mientras veo en la tele "Las manos de Orlac". No le respondo y cuelgo.
Más de tres días en paro y ya se complica tener que salir a la calle y responder a las preguntas de los vecinos y esos hijos de puta que me sonríen pero como diciendo no sabes lo que has hecho y lo vas a pasar muy mal, cabrón.
Me roban el coche. Me regalan un cu?uhpilli. Me llaman cobarde. Y de repente, después de leer a Poe, comienzo a escribir y se pasan los días sin comer, sin dormir, sin pensar, sobre todo sin pensar.
Mi editor me odia. Quiero el nuevo libro mañana sin falta. ¡Que no tengo ni el título, joder! Y me responde con esa voz de maricón hasta las cejas de gladiadores, "lo que quieras, tú mismo, pero el mirlo o te mando a tomar por culo, que ya me tienes hasta los cojones. Me haces ganar dinero, pero de esta te mato."
Puedes leer en librerías mis tres novelas publicadas hasta hoy: "Luterano el que no bote", "Aquellos días de la vida salvaje de acabaron ya", y, ¿qué puede hacer un pequeño gorrión para contravenir el curso de la historia??.
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