La Leyenda del Hombre de Piedra
Hace mucho tiempo en un país muy lejano, el soberano mandó construir una muralla gigante que cercara todo el reino.
A todos los prisioneros, los hacía trabajar en la muralla día y noche sin comer. Los prisioneros iban muriendo en la tarea y el malvado soberano los hacía enterrar bajo las piedras de la muralla. La muralla no se acababa nunca y cada día que pasaba había más muertos sepultados.
Las almas atrapadas de los muertos se unificaron en una de sola y con la muralla.
Al acabarse la muralla, el alma del sufrimiento se despertó con la forma del hombre. Era de piedra y gigante como una montaña. De sus ojos brotaba el río de las lágrimas de la tristeza. De su boca el fuego de la rabia. El hombre de piedra sepultó el soberano bajo las cenizas y se tragó todo su oro.
Dejó subir a los hombres buenos por sus cordilleras y se los llevó muy lejos de allá. Donde no hubiera tierra para hacer murallas. Cuando el hombre de piedra se encontró dentro el mar, se durmió para dejar vivir a los hombres en paz.
Las rodillas, los codos y los hombros se convirtieron en nuestras islas. Venerarlo es nuestro agradecimiento. El hombre de piedra nos protege de la maldad de nuestros enemigos. Nosotros tenemos que cuidarlo, respetarlo y estimarlo. El oro que guarda en su interior será para un rey que respetará la tierra
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales