Fue muy buen sexo (1)
Por Nabiky
Enviado el 11/05/2015, clasificado en Adultos / eróticos
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Mmmm fue muy buen sexo.
Con un desconocido.
Y posiblemente nunca se vuelva a repetir.
Paso así: Nos vimos en un restaurante, solo para conocernos, se suponía. En la mañana trate de trabajar, pero la ansiedad por conocer a ese hombre no me permitió avanzar mayor cosa. Me había vestido bien, o al menos lo intenté, también me preparé por sí acaso me quitaba la ropa (tal vez), y busqué una buena excusa para ausentarme toda la tarde de la oficina.
Estaba francamente asustada. Siempre es riesgoso encontrarse con un desconocido, así sea en un lugar público, podría resultar ser un psicópata.
Caminado hacia el hotel donde se hospedaba, pensaba si acaso las fotos que me había compartido eran un engaño. Tal vez sí serían suyas, pero de hace 10 o 15 años. Entonces en la puerta del hotel vi un hombre alto y nada parecido a las fotos, él me miró sin reconocerme (ufff no era él). Llegué a la puerta donde un hombre con uniforme amablemente abrió la aparentemente pesada puerta para que yo entrara.
Entonces a mí sensación de miedo se unió un vago sentimiento de vergüenza. Eso que ya había sentido antes. Lo que te hacen sentir los trabajadores de los hoteles cuando preguntas por un extranjero, como si llevaras un cartel en la frente que dijera "puta". A mí no me pagan, no quiero que lo hagan, si tengo sexo con un hombre es porque quiero, porque elegí a ese hombre, porque me gusta, porque el placer es suficiente retribución.
Me senté en la recepción a esperarlo. Nuestra cita era para almorzar. Conseguí entretener mi cerebro en otra cosa cuando escuché mi nombre pronunciado con un acento. Me levanté, me giré y lo miré sin verlo, lo saludé con un beso en la mejilla. Era (es) un hombre alto, elegante, de más cuarenta y cinco años calculé (me lleva poco menos de dos décadas), huele bien y habla chistoso.
Él elige el restaurante, no muy lejos del hotel, él elige la mesa, él elige mi asiento. Yo elijo lo que voy a comer. Hablamos de la situación del país, del suyo y del mío, de sus experiencias, de su familia y de la mía, de su trabajo. Para ese momento me sentía más segura y me atreví a verlo más detalladamente. Sus ojos son café, pero no almendra como los míos sino más claros, tiene el pelo castaño no muy oscuro. Francamente era (es) muy atractivo.
De repente, mientras yo mordía una cereza del postre, me planteó dos opciones: puedo subir con él a su habitación (mientras hablábamos canceló una reunión para esa tarde), o él puede subir solo a su habitación. Me sonrojé, bajé la mirada y le dije que había conseguido ponerme nerviosa. Dijo entonces que podía subir y ver televisión (si claro jajajajja) que no era obligación que pasara algo.
¿Qué podía hacer? Si no subía perdería tal vez la oportunidad de estar con un hombre que me parecía realmente excitante. Si subía sería obvio que no tenía la capacidad de controlar mis propios impulsos (algo no muy apreciado si quieres conservar la atención de un hombre más de un par de horas).
- Subo - le dije. Entonces sonrió y pagó la cuenta.
Era un hotel bonito, sencillo y discreto. Su habitación era pequeña, pero clara, con una linda vista y un baño bien dispuesto. Encendió el televisor y me indicó que podía ver algún programa si quería, estaban dando "Charlie y la fábrica de chocolate", mientras él se sentó en frente de su computador y comenzó a revisar algo. Cuando me quite el abrigo y me senté en la cama a ver televisión me miró y tendió una mano hacia mí y dijo "Ven acá". Su voz, su mirada era tan sensual que me derretí y me deje abrazar. Sentí sus labios en mí boca, su lengua abriéndose paso entre mis dientes, su dulce saliva.
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