Ella...

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Verónica, estudiaba conmigo en la escuela de ingeniería. Era una chica delgada, con 1.50mts de altura aproximadamente, de piel muy blanca, cabello negro y un cuerpo que, a pesar de no ser voluptuoso, se robaba las miradas de todos. Era súper sexy. Su vestimenta habitual no dejaba ver mucho de su cuerpo, pero lo suficiente para cautivar al público

En una oportunidad cuadramos para estudiar en su casa, a donde iríamos al salir de clases.

Ya en el sitio, ella se dirigió a su habitación y dijo, con un gesto de alivio:

Verónica: - Gulliver (me decía así jugando por mi tamaño, mido 1.90mts) me voy a cambiar- .

Mientras lo hacía, busqué algo de espacio en la mesa para comenzar a estudiar. Cuando salió me dejo en shock! Venia descalza, con unos shorts de algodón muy cortos y un poco sueltos y una camiseta blanca sin sujetador, lo que ella llamo su "ropa de diario". Se disculpo por sus "fachas" y alegó que quería estar cómoda. Se veía espectacular, unas piernas y culo súper torneados, un vientre plano que dibujaba una línea en el centro que se perdía en el elástico del short y unos senos de tamaño regular pero hermosos, muy firmes.

La mesa era de vidrio, así que a través de la misma podía ver sus piernas. Mientras estudiábamos se cruzo de piernas como si estuviese sentada en el piso, lo cual dejó prácticamente abierta su entrepierna, dejándome ver a través de el borde de sus shorts. Mi sorpresa fue que no llevaba pantys y lo que veía era la mitad de un coñito blanquito y depilado.

Me saco de concentración totalmente. En lugar de pensar en Mecánica de los fluidos, que era lo que estudiábamos, solo me imaginaba metido entre sus piernas saboreando aquel manjar.

Ella noto mi distracción y movió su cuaderno para ver que era lo que miraba y al darse cuenta bajó su mano y la puso sobre su vagina, al subir la mirada me miraba expresando una mezcla de vergüenza y picardía. Me quedé sin palabras, sólo le dije:

-Discúlpame, no podía evitarlo-

Se echo a reír diciendo:

-No t preocupes grandote, en cualquier momento me las cobro-

Esa reacción tan a la ligera me tranquilizo. Paso más o menos una hora y ella sugirió una pausa para despejar la mente.

Entonces nos dirigimos al sofá y comenzamos a hablar de todo un poco hasta que caímos en el tema del sexo. Ella decía que solo había estado con su ex, con el que había durado 4 años, pero que sentía que le faltaba mucho por conocer. Le dije con tono de juego:

-¿Pero para que tienes amigos como yo? Te puedo mostrar muchas cosas y sin las complicaciones del compromiso-

Y me eche a reír. Para mi sorpresa se quedo seria y me corto la risa. Me dijo:

-Ahora que dices eso, quiero que me muestres, ya tú me viste, ahora quiero ver-

Yo me quede inmóvil pensando que era broma, pero cruzo los brazos y me dijo:

-Es en serio, siempre me dio curiosidad porque eres grandísimo, aparte de eso, me la debes-

A lo que respondí:

-Es cierto, pero es una deuda a medias, porque yo solo vi una parte y si te muestro, lo verías completo-

Su reacción fue levantarse y quitarse el short y se quedo de pie frente a mi por un momento, dio una vuelta para que la mirara bien y volvió a sentarse. Mi miembro comenzó a luchar con la tela que lo reprimía al ver esa belleza. Me dijo:

Verónica: -Es tu turno, así que muéstrame todo así como lo hice yo-

Yo: -no me mostraste todo- señalando su camiseta, la que se quitó de inmediato.

Verónica: -Párate aquí en frente de mi y me matas la curiosidad-

Ya con el morbo a mil le obedecí, me quite los zapatos y me pare frente a ella y me quite la camisa, y mientras desabrochaba mi cinturón se incorporo a ayudarme. Al caer mi pantalón al piso se quedo mirando el bulto que marcaba el bóxer y al instante metió sus dedos en la elástica y lo bajo de un solo golpe. Quedo asombrada mirando mi pene erecto, dijo que era enorme, comparado con el que conocía (mide como 22cm) y comenzó a tocarlo y masajearlo de arriba a abajo.

Me senté a su lado y comenzamos a besarnos y acariciarnos mutuamente, por mi parte recorría todo su cuerpo con mis manos. Comencé a bajar por su cuello hasta llegar a sus senos, con unos pezones rosados erectos por la excitación mientras acariciaba su entrepierna, la recosté en el sofá y de rodillas en el piso comencé a bajar por su perfecto abdomen, hasta llegar a ese manjar con el que había fantaseado una hora atrás mientras lo miraba a través del vidrio de la mesa, comencé a recorrer su vagina con mi lengua y ocasionalmente succionaba su clítoris y mientras lo hacia, dentro de mi boca lo masajeaba con la lengua.

Ella estaba a mil, gemía y se retorcía de placer. Me detuve en su clítoris y le metí un dedo en el coñito, luego dos y comencé a masturbarla mientras chupaba su clítoris y con mi mano izquierda acariciaba sus senos. No paso mucho hasta que explotara en un formidable orgasmo, se quedo un momento recostada y al incorporarse me pidió que me recostara en el sofá, que era su turno alegó, y de rodillas en el piso comenzó a recorrer mi pene con su lengua de arriba a abajo mientras acariciaba mi abdomen, arropo mi glande con sus labios y comenzó a subir y bajar lentamente por mi miembro sin dejar de mirarme.

Se levantó y puso mi cara entre sus piernas y continuó con su felación adoptando un glorioso 69. Cuando estaba ella a punto de llegar al clímax nuevamente se levantó y se subió sobre mí, tal como un jinete se sube a su caballo. Comencé a acariciar la entrada de su vagina con la punta de mi pene y ella lo tomo con una mano y empezó a metérselo poco a poco en un sube y baja lento hasta que sentí sus nalgas en mis piernas. Tomo mis manos y las puso sobre sus senos y comenzó a moverse de arriba a abajo, paraba abajo en ocasiones y se movía en círculos, así estuvimos por un rato hasta que dijo que se lo hiciera de pie contra la pared, que era una fantasía que tenia y sabía que su peso para mi no era problema.

Sin despegarnos me senté y luego me puse de pie con ella guindada de mi cuello aun penetrada. Ya cerca de la pared puse mis brazos por debajo de sus piernas de tal manera que cada uno quedaba por detrás de sus rodillas y con mis manos en la pared ella quedo a mi merced, ella decía que justo así lo imaginaba. Comencé el bombeo mientras nos besábamos y luego de un momento llegamos al unísono a un glorioso orgasmo. Nos quedamos unos segundos así, y luego me dijo:

- Vamos a ducharnos Gulliver, que aun nos falta por estudiar. Luego descansamos de nuevo-


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