LOS ANALES DE MULEY(1ª PARTE) (4)
Por YUSUF AL-AZIZ
Enviado el 13/05/2015, clasificado en Varios / otros
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Si él estaba entre nosotros,
mi madre no daba nada
y memos daba merienda,
pues nos miraba asustada
perdiéndose su mirada
de una guisa muy horrenda.
Pero yo comprendí algo:
si él venía con nosotros,
yo perdía a los otros,
pues venían por la comida
sin pensar en la salida
como indómitos potros.
Sus rostros era un poema
al no dar de merendar,
pues ella bien sabía
que alguno solo comía
una vez, más mitigar
su hambre era su alegría.
Yo, ajeno a su padecer,
disfrutaba del juego
y enriquecía mi ego
mostrando mi liderazgo,
fue para mí un gran hallazgo,
como un poderoso fuego.
Siendo el líder disfrutaba,
era eje de la pandilla,
la frontera, la orilla,
donde todos se acercaban,
donde todos esperaban
ver esa gran luz que brilla.
Dejó de venir el ?tuerto?,
jugábamos más seguros
y acabaron los apuros;
mi madre volvió a ser ella
olvidando su querella
se escondía tras los muros.
Todo era felicidad
en nuestra pobre infancia
ajena a los atares
de la vida, la ignorancia
era nuestra estancia
henchida de avatares.
Mi buen padre me decía:
<<al hombre pobre, ignorante,
todo el mundo le atiza,
pierde todo su talante
de caballero arrogante
y el culto lo esclaviza>>
<<No seas, hijo, ignorante.
Que nadie te engañe,
que tengas tu decisión
y que todo te arañe,
y cuando tu vos tañe,
resuene tu mejor don>>
Yo no le hacía caso,
solo pensaba en jugar,
pues como niño que era,
que no quería estudiar,
más todo era desesperar
porque a la escuela no fuera.
Cuando mejor se jugaba
era al llegar el estío,
pues atrás quedaba el frío;
el tiempo, venga o vaya,
más íbamos a la playa,
allí donde muere el río.
Nos bañábamos desnudos,
como madre nos parió,
guardábamos la ropa
como oro que se ocultó,
más nadie nos la robó,
pero parecíamos tropa
Pues también jugábamos
por el viejo castillo,
todo estaba derruido,
todo estaba caído;
más se jugaba loquillo
hasta el canto del grillo.
Entre baños y correrías
los días iban pasando,
todo atrás va quedando
y el camino se va haciendo,
el surco que se va pisando
es el hombre que voy siendo.
Vl
Castillo de mi España,
fortaleza amurallada.
Se yergue altiva, callada,
es la vega su alegría,
la mar su belleza amada,
es del tiempo su vigía.
El lento paso del tiempo
hace sangrar sus heridas,
tristes lloran sus almenas
sobre piedras corrompidas
y van buscando salidas,
o van olvidando penas.
Su orgullo se alza al cielo
con su corona de plata,
a su memoria se ata
mostrándonos su grandeza,
pues ahora solo se trata
de encontrar su riqueza.
Ahí está pues, erguida,
señorial, y tranquila,
la acaricia el poniente
con su frescor, se perfila
su silueta y se rila
en su noche inherente.
Ahí duerme nuestra historia
preñada de sabiduría,
callada y soñolienta
se despierta cada día
muriendo en la noche fría
y resurgiendo violenta.
Porque nadie la entiende,
nadie leerla quiere,
nadie a buscarla fuere,
pero ahí está, señorial,
como señor imperial
que en sus brazos muere.
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