En medio de Europa, una ballena con hambre

La ballena se paseaba por la plaza Bohateròw Getta y tenía muchas ganas de comer, pero no llevaba dinero encima. Se paseaba poniendo cara de buena persona. Un polaco se subió a un banco y recordó que una vez vio hacer lo mismo a un Hapalochlaena lunulata y parecía bonito y todo, pero de su boca salió una frase que acojonó a su padre: ?Ante Dios y el mundo, el más fuerte tiene el derecho de hacer prevalecer su voluntad?. Recordaba el viejo polaco que costó mucho echar al visitante, y que esa ballena tenía pinta de tener hambre de verdad.

La ballena se plantó ante él y le respondió: "Oiga usted, señor, yo soy una ballena pacífica, que intenta molestar lo menos posible. Lo que quiero es zamparme un Schabowe, un Golonka, y si quiere, antes de lo pesadito, una Barszcz czerwony, pero pagando, ¿sabe? Pagando, y por eso busco trabajo".

Otro viejo se acercó para poner paz. Vio que la ballena lloraba. "Esta ballena merece que todos nosotros pongamos un poco de dinero para que cene. Así regresará a su casa lo antes posible". 

Un niño le preguntó de dónde venía. La ballena se secó los mocos y respondió: "Nací en el abismo de Challenger, pero pronto decidí que lo mío era la tierra y, sobre todo, nunca más dejarme camelar por Kjell, un noruego que ambiciona matar a todas las ballenas que pasamos de los mares y preferimos la tierra".

La ballena nunca abandonó Polonia y, aunque a veces se dejaba ver durante años, siempre volvía y se convertía en una atraccción para niños y adultos. 

Al final, lo que sí se sabe es que nunca consiguió trabajo, pero que se enamoró de Izabela Czartoryska y que siempre repetía lo que ella dejó dicho: "El pasado para el futuro". La ballena vivió en Czartoryski, a propuesta del gobierno polaco y sugerencia de la canciller alemana.