Lecciones de la vida

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Alfinal se había montado una buena fiesta en casa de T, estabamos todos: mis amigos, mis amigas, incluso un montón de gente que no creo que ni siquiera T conociese. Pero N no estaba. N era mi novia. Todos ibamos muy bebidos, algunos más que eso. La fiesta empezó a desmadrarse, se rompieron platos, vasos, sillas, una tele; pero todos ibamos demasiado pasados como para inmutarnos o darnos cuenta de lo que eso supondría mañana. Yo, que estaba bastante más calmado que esa jauría de adolescentes desbordantes de testosterona, me puse a charlar con una chica que, aunque no me pareció la más atractiva de todas, tengo que reconocer que tenía algo especial.

Más tarde, trasladamos la fiesta a una discoteca cercana donde estuvimos todos hasta la madrugada. De camino yo seguía hablando con ella, no me acuerdo de que exactamente, pero enseguida conectamos. Tanto, que incluso antes de llegar a nuestro destino ya nos estabamos besando, en ese momento ni me acorde de N, en realidad tampoco la queria demasiado. La noche siguió por esos derroteros y acabmos los dos subidos a un barco ageno aclado en el puerto cerca de la discoteca. Una vez allí trasladamos nuestros besos a algo más intenso, en nada ya estabamos follando. No estuvo mal, pero ibamos muy bebidos. Después de eso decidimos regresar con el grupo, de camino una amiga de N nos vió y, por supuesto, sospechó. La gran sorpresa me la llevé al darme cuenta que mis amigos se habían ido dejandome tirado y no tenía como volver. Traté de acoplarme a casa de mi nueva amiga, en un principio ella se mostró reacia a esa idea, pero pronto cedió.

Así pues, sin saber como, el día siguiente amanecí en su cama con un dolor de cabeza brutal, miles de llamadas perdidas, mis padres, mis amigos, la amiga de N y como no, de N. A mis padres fue fácil decirles que finalmente me quedé en casa de T, a N que estaba en mi casa y a su amiga que me dejase decirle a mi novia lo sucedido ya que prefería que se enterara por mi.

Pasaron los días, el recuerdo de esa gran noche fue quedandose atrás para la mayoría de los asistentes, pero yo seguía siendo incapaz de contarle a N lo sucedido. Tenía miedo de quedarme solo, es un miedo que he tenido siempre, más bien diría pánico. Siempre he odiado esa sensación, para mi es la peor. 

El asunto cambió cuando una semana después de la fiesta me escribió ella, decidimos quedar para hablar sobre lo sucedido y asi lo hicimos. Le explique lo de N, pero también le di a entender que no pretendía seguir más con mi novia, a lo que ella me propuso que si yo dejaba mi relación estaba dispuesta a seguir quedando conmigo, acepté. Supongo que en ese momento paso de ser ella a ser Ella. 

Siguieron pasando los días y seguía siendo incapaz de contarselo a N, quedabamos para hablar y siempre acababamos en la cama antes que pudiese contarselo. Esto Ella no lo sabía. Mi fallo, supongo, fue olvidarme de la amiga de N que, al ver que yo no lo hacía, decidió contarselo. N me llamó cabreadisima, me dijo de todo, a lo que yo asentí, me lo merecía. N era una persona maravillosa pero no era para mi. No le di demasiadas explicaciones, ni me apetecía ni me las pidió, lo dejamos, me odiaba.

Seguí quedando con Ella pero sin definir que clase de relación teniamos. A mi me empezaba a gustar de verdad, lo que yo no sabía es que Ella estaba enamoradisima de mi y había dado por sentado que lo que teníamos era una relación formal. 

(Este relato sigue bastante más, pero se me hace muy largo escribirlo sin saber si lo estoy haciendo bién, me gustaría que me dieses vuestra opinión y si quereis saber como acabó la historia solo decirmelo. Por cierto la historia es verídica PD: El titulo hace referencia a la segunda parte de esta historia)

 


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