Denunciar relato
La luz se hizo de repente.
Cada mañana tocaba la misma rutina.
Me daban agua y algo de comer.
La celda donde me encontraba era horrenda para mi, pero preciosa y delicada para mis captores.
Que ironía!!
Mis pensamientos siempre eraniguales, escapar de aquella carcel a la que me vi sometido sin cometer ningún delito.
Una tarde tomé la decisión, saqué el valor suficiente y cuando abrieron la jaula para limpiar mis escrementos, salí volando hacía la libertad.
Me sentí libre un momento, hasta topar contra algo invisible y me golpeé hasta caer muerto.
Malditos cristales.
Que ironía de nuevo!!
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