LOS ANALES DE MULEY(1ª PARTE)(6)
Por YUSUF AL-AZIZ
Enviado el 20/05/2015, clasificado en Varios / otros
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Vlll
Un día llegué a la escuela:
<<adelante, adelante,
caballerete andante.
Que pase el señor?MULEY,
que se adentre nuestro rey>>
-Dijo el mentor arrogante.
Yo quedé estupefacto.
Miraba a mí alrededor
buscando a ese señor,
pues MULEY no era yo;
seguro que mi mentor
mi nombre confundió.
<< ¿Disfrutó su excelencia
de sus largas vacaciones?>>
-continuaba diciendo-
<< Pues la preocupaciones
de estado crean tensiones
que el rey va asumiendo>>
Yo iba más limpio que un sol
a recibir la enseñanza,
fue como una bofetada
esa furtiva alabanza,
pues rompió tal alianza
la reacción no esperada.
El techo me cayó encima.
No sabía quién era MULEY,
menos quién lo parió.
Si fue verdadero rey
que aplique toda la ley
a quién lo confundió.
Fuera cómo fuese,
desde aquel sutil momento
me quedé con ese mote,
más juro, y no miento,
que ese nombre no lamento,
aunque nadie lo note.
Odiaba la educación,
mi mente estaba en el juego,
por ello arreaba a mi ego;
de mis mejillas parecía,
de súbito, brotar fuego
cuando contestar yo tenía.
El maestro se empeñaba
en enseñarme cultura,
fue toda una locura
de un viejo cabezón,
pues no tenía intención
de hacer tal diablura.
Pero tanto insistía,
a pesar de su experiencia,
agotó su paciencia
y me dio cómo perdido,
tanto había padecido
que no advertía mi ausencia.
Era hombre muy cauto,
más la letra no me entraba;
el maestro lo comprendió
y de menos no me echaba,
por ello siempre esperaba
conquistar lo que perdió.
Porque en nuestra vida
no todo nuestro saber
en los libros se esconde,
también hemos de aprender,
promulgar y comprender
todo aquello que nos ronde.
lX
Es nuestra existencia
cómo un libro abierto,
hojas y hojas pasamos
con futuro incierto;
todo quedaría yerto
si su hojas estancamos.
La sabiduría del hombre
radica en su experiencia,
los avatares le da
seguridad, paciencia;
aviva su conciencia,
su fuerza preservará.
¡Vive, que es nuestro morir!
Premisa de filosofía
que siempre nos acompaña,
damisela de compañía
henchida de sabiduría
que nuestra vida araña.
Soy consciente de que vivo
y me debo a mi destino,
aquí todo es pasajero
recorriendo camino;
nunca estaré mohíno
porque soy arriero.
No quiero justificar
mi eventual ignorancia
a esa edad tan temprana,
o quitarle importancia,
pues me faltaba arrogancia
porque el saber me amilana.
De niño siempre fui
cobarde y asustadizo,
el saber miedo me daba,
más recurría al hechizo
para entrar al pasadizo
donde la luz me cegaba.
Porque no entiende de cuna
la noble ilustración,
se esconde de la pobreza
en cualquier ocasión
teniendo por vocación
la poderosa riqueza.
Porque así es la vida:
si la persona es pudiente,
además inteligente,
todo está a su alcance
y dogmatiza su ente,
pues para mi es puro trance,
Yo nací en baja cuna
con múltiples nubarrones,
no tuve ilustraciones
ni opción a elegir;
odiaba las lecciones,
de ellas siempre quería huir.
Más creo en la cultura
para todos por igual,
vendrán tiempos mejores
con formación racional
dirigido al personal
sin distinción de colores.
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