LOS ANALES DE MULEY(1ª PARTE)(8)
Por YUSUF AL-AZIZ
Enviado el 27/05/2015, clasificado en Varios / otros
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Me sentía abatido
ante tanta destrucción,
todo era demolición,
era una gran locura
sin ninguna apelación,
creo que fue una diablura.
¿Qué mal habíamos hecho?
Éramos agricultores,
honrados trabajadores,
peones asalariados
de la hacienda cuidadores,
todos allí fuimos criados.
Tanta era la crispación
que nos perdían el respeto,
para mí supuso un reto
aguantar los desmanes,
ver su odioso careto
fue cómo hurgar en desvanes.
Nosotros todo perdimos
y la huerta el ?señorico?,
él era pudiente, el rico,
más los pobres desgraciados,
con la desgracia en el pico,
de allí fuimos arrojados.
Al ver tanta impunidad
ante la gente saqueando,
algo estaba pasando;
nadie nos prestó ayuda,
más seguían todo arrasando
ante unas visión tan cruda.
Alguien se acercó diciendo:
<< ¿Dónde está tu marido?>>
Mi madre cayó?en su olvido,
hacia la casa corrió.
Buscaba algo perdido
que nadie allí encontró.
Aquella pronta pregunta,
la respuesta por callada
y la expresión desatada
en el rostro de mi madre,
alentó a mi mirada
a rastrear a mi padre.
No le vi aquella mañana,
salí todo asustado
y fuera quedé ofuscado,
me olvidé de su presencia,
más ahora quedé marcado
al percibir su ausencia.
Mi madre, triste, me dijo
que mi padre había huido,
que el rico había partido,
no sabía a qué lugar;
todo estaba perdido,
solo quedaba esperar.
<< ¿Dónde está?>> -volvió
a preguntar azorado.-
Mi madre seguía callada,
más ella estaba asustada;
yo continuaba alterado,
nervioso, alucinado.
<< Lo fusilaremos>>-dijo-
<< Primero lo buscaremos
y lo ajusticiaremos.
A todo aquel fascista
rastrearemos su pista,
así lo ejecutaremos. >>
<< Quién haya lamido el culo
al Facio, tendrá su suerte,
encontrará la muerte
aunque se esconda lejano;
lo dejaremos inerte
pese a ser nuestro hermano. >>
<<Parte de nuestro ejercito
en armas se ha alzado,
tropas se han sublevado
siguiendo a un caudillo
y el estrecho han pasado
abriendo un fuerte pasillo. >>
<<Existe mucha anarquía
y hay mucho revuelo,
ponemos mucho desvelo
ante dicha situación
que nos llena de recelo,
de odio o de confusión. >>
<<Si el estrecho pasaron,
el estado luchará,
al rebelde detendrá;
si el pueblo es leal
a lo constitucional,
el Facio caerá. >>
<< La gente libertaria
luchará contra el fascismo,
destapará su cinismo
y hundirá su alzamiento,
más todo nos da lo mismo
si se aborta al momento. >>
<< El pueblo da el poder
y el estado ordena
y manda, es una cadena
que el ciudadano acata;
si no es cómo se relata,
el mandato lo condena. >>
< Dicen que es un movimiento
nacional de salvación,
más no pierden ocasión
de derribar al gobierno
y anular su prescripción.
¡La lucha será un infierno. >>
Asimilé y comprendí
las duras expresiones
que exponiendo sus razones
el miliciano dijo;
no tendríamos ocasiones
de buscar nuevo cortijo.>>
<<Lleváoslos>>-ordenó-
Nos sentíamos prisioneros
y creíamos ser los primeros
de tan triste situación,
pero había otros ?arrieros?
que ya estaban en prisión. >>
Xll
Nos llevaron al pueblo
ante su gran comisario,
sin previo juicio ordinario
se condenaba a la gente,
más la orden del mandatario
para ellos era suficiente.
Sentados en aquel banco,
viejo y descolorido,
pintado en rosa, hendido,
esperábamos destino;
yo me sentía perdido
y mi ánimo era mohíno.
Muchas condenas dictaban,
muchos conocidos vimos
entrar y salir, creímos
que íbamos a entrar,
pero más tarde supimos
que teníamos que esperar.
Cabizbajo estaba triste
pensando en mi suerte,
veía cerca mi muerte
y todo era sollozar;
mi madre me hacía fuerte,
más no la podía engañar.
Ella seguía silenciosa
con rostro triste, espigada,
esperando su entrada,
pero yo estaba temblando,
en la muerte pensando,
esperando su llamada.
La espera desespera
si esperando estás,
acabar pronto querrás
y salir del desespero,
más nunca lo lograrás
si no aceptas lo primero.
Pero yo desesperaba,
me ahogaba la espera
y quién ahora me viera
de mi estado se reiría,
pendiente de mi estaría
todo el tiempo que pudiera
Tembloroso, pensativo,
me oriné el pantalón;
aquella leve micción
me hizo enrojecer,
pero no perdí razón
aunque tuve un padecer.
Aquello me hizo erguirme
mirando a mí alrededor,
pero lleno de estupor
quedó fija mi mirada,
tétrica y asustada,
sobre un débil servidor.
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