LOS ANALES DE MULEY(1ª PARTE)(8)

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Me sentía abatido

ante tanta destrucción,

todo era demolición,

era una gran locura

sin ninguna apelación,

creo que fue una diablura.

   ¿Qué mal habíamos hecho?

Éramos agricultores,

honrados trabajadores,

peones asalariados

de la hacienda cuidadores,

todos allí fuimos criados.                                                                                                                                                          

   Tanta era la crispación

que nos perdían el respeto,

para mí supuso un reto

aguantar los desmanes,

ver su odioso careto

fue cómo hurgar en desvanes.

   Nosotros todo perdimos

y la huerta el ?señorico?,

él era pudiente, el rico,

más los pobres desgraciados,

con la desgracia en el pico,

de allí fuimos arrojados.

   Al ver tanta impunidad

ante la gente saqueando,

algo estaba pasando;

nadie nos prestó ayuda,

más seguían todo arrasando

ante unas visión tan cruda.

   Alguien se acercó diciendo:

<< ¿Dónde está tu marido?>>

Mi madre cayó?en su olvido,

hacia la casa corrió.

Buscaba algo perdido

que nadie allí encontró.

   Aquella pronta pregunta,

la respuesta por callada

y la expresión desatada

en el rostro de mi madre,

alentó a mi mirada

a rastrear a mi padre.

   No le vi aquella mañana,

salí todo asustado

y fuera quedé ofuscado,

me olvidé de su presencia,

más ahora quedé marcado

al percibir su ausencia.

   Mi madre, triste, me dijo

que mi padre había huido,

que el rico había partido,

no sabía a qué lugar;

todo estaba perdido,

solo quedaba esperar.

   << ¿Dónde está?>> -volvió

a preguntar azorado.-

Mi madre seguía callada,

más ella estaba asustada;

yo continuaba alterado,

nervioso, alucinado.

   << Lo fusilaremos>>-dijo-

<< Primero lo buscaremos

y lo ajusticiaremos.

A todo aquel fascista

rastrearemos su pista,

así lo ejecutaremos. >>

   << Quién haya lamido el culo

al Facio, tendrá su suerte,

encontrará la muerte

aunque se esconda lejano;

lo dejaremos inerte

pese a ser nuestro hermano. >>

   <<Parte de nuestro ejercito

en armas se ha alzado,

tropas se han sublevado

siguiendo a un caudillo

y el estrecho han pasado

abriendo un fuerte pasillo. >>

<<Existe mucha anarquía

y hay mucho revuelo,

ponemos mucho desvelo

ante dicha situación

que nos llena de recelo,

de odio o de confusión. >>

   <<Si el estrecho pasaron,

el estado luchará,

al rebelde detendrá;

si el pueblo es leal

a lo constitucional,

el Facio caerá. >>

   << La gente libertaria

luchará contra el fascismo,

destapará su cinismo

y hundirá su alzamiento,

más todo nos da lo mismo

si se aborta al momento. >>

   << El pueblo da el poder

y el estado ordena

y manda, es una cadena

que el ciudadano acata;

si no es cómo se relata,

el mandato lo condena. >>

< Dicen que es un movimiento

nacional de salvación,

más no pierden ocasión

de derribar al gobierno

y anular su prescripción.

¡La lucha será un infierno. >>

   Asimilé y comprendí

las duras expresiones

que exponiendo sus razones

el miliciano dijo;

no tendríamos ocasiones

de buscar nuevo cortijo.>>

   <<Lleváoslos>>-ordenó-

Nos sentíamos prisioneros

y creíamos ser los primeros

de tan triste situación,

pero había otros ?arrieros?

que ya estaban en prisión. >>

           Xll

   Nos llevaron al pueblo

ante su gran comisario,

sin previo juicio ordinario

se condenaba a la gente,

más la orden del mandatario

para ellos era suficiente.

   Sentados en aquel banco,

viejo y descolorido,

pintado en rosa, hendido,

esperábamos destino;

yo me sentía perdido

y mi ánimo era mohíno.

   Muchas condenas dictaban,

muchos conocidos vimos

entrar y salir, creímos

que íbamos a entrar,

pero más tarde supimos

que teníamos que esperar.

   Cabizbajo estaba triste

pensando en mi suerte,

veía cerca mi muerte

y todo era sollozar;

mi madre me hacía fuerte,

más no la podía engañar.

   Ella seguía silenciosa

con rostro triste, espigada,

esperando su entrada,

pero yo estaba temblando,

en la muerte pensando,

esperando su llamada.

   La espera desespera

si esperando estás,

acabar pronto querrás

y salir del desespero,

más nunca lo lograrás

si no aceptas lo primero.

   Pero yo desesperaba,

me ahogaba la espera

y quién ahora me viera

de mi estado se reiría,

pendiente de mi estaría

todo el tiempo que pudiera

   Tembloroso, pensativo,

me oriné el pantalón;

aquella leve micción

me hizo enrojecer,

pero no perdí razón

aunque tuve un padecer.

   Aquello me hizo erguirme

mirando a mí alrededor,

pero lleno de estupor

quedó fija mi mirada,

tétrica y asustada,

sobre un débil servidor.

  

 


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