Recordándo para no olvidarte (3ª Parte y última)
Por Lucilu
Enviado el 08/06/2015, clasificado en Adultos / eróticos
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La ducha es sin duda el sitio donde más veces pienso en ti, sobre todo desde una vez que me dijiste, que a pesar de que tu pareja actual, al contrario que tu exmarido, si te tenía muy satisfecha, no conseguías sacarme de tu ducha y que muchas veces te masturbabas allí pensando en mi, nunca imaginé que alguien se hubiese masturbado nunca pensando en mí y menos alguien por quien sientes tanto deseo, no te puedes imaginar cuanta satisfacción produce saber algo así, imagino que para el ego masculino hay pocas formas de satisfacerlo más, que saber que una mujer preciosa que podría tener al tío que quiera comiendo de su mano y a la que su pareja sacia sexualmente cada día, necesita masturbarse pensando en ti, pocas veces desde entonces habré estado en la ducha sin que pases por mi cabeza ¿Qué había hecho yo para obtener tremenda dosis de autoestima?.
Pongo el chorro de agua apuntando a mis huevos y empiezo a acariciar mi polla que al primer contacto con el agua a presión recobra de nuevo su rigidez. Empiezo a recordar nuestra tercera vez, creo que hasta entonces volvió a pasar otro año más, tu acababas de separarte y tenías más libertad y yo estaba pasando por una mala racha y los remordimientos de conciencia fueron menores que en las veces anteriores, por lo que esta vez fue mucho más planeada, reservamos habitación en un hotel con jacuzzi, pedimos libre esa tarde en el trabajo para tener todo el tiempo del mundo y poder saborear cada momento sin necesidad de mirar al reloj. Creo que era la vez que menos nervios tenía, pero intento recordar cada segundo y hay muchos momentos borrosos, recuerdo que nos besamos en el ascensor mientras subíamos a la habitación y la siguiente imagen que tengo de ti ya estamos desnudos y entrelazados en un 69. Después de liberar las tensiones de tan larga espera nos metimos en el jacuzzi, aun tengo en mi mente las imágenes del agua recorriendo cada curvatura de tu cuerpo. El jacuzzi no era muy grande pero tenía el tamaño perfecto, nos sentamos uno frente al otro con nuestras piernas flexionadas y entrelazadas, nuestros sexos enfrentados uno al otro que casi se rozaban. Con mi polla aun flácida, apreté el glande y empecé a jugar con tu clítoris y a recorrer tu chochito, el simple sentir de tus suspiros me hizo empalmarme tanto que ya no fue imposible seguir con ese juego, te pusiste de cuclillas y empezaste a cabalgarme, la postura debía ser incómoda y te acostaste sobre mi pecho, esa postura era ideal, te penetraba desde atrás, mientras las burbujas me masajeaban los huevos y tenía mis manos libres para acariciar tu pecho, con la otra mano cogí la manguera de la ducha y la punté a tu clítoris, no recuerdo cuanto tardamos en corrernos pero no creo que fuese mucho la situación no podía ser más propicia.
No se cuanto rato pasamos en el agua hablando y jugueteando, pero fue mucho, porque salimos arrugados por completo, después de secarnos nos fuimos de nuevo a la cama, habías comprado aceite y queríamos darnos unos masajes, no consigo recordar en que orden nos dimos los masajes, creo que la imagen de tu cuerpo desnudo embadurnado en aceite ante mí con libertad para recorrer y recrearme en cada centímetro de piel se superpone a todo lo demás e hizo olvidar el resto. El ver como después de varios orgasmos, solo con mis manos podía hacerte de nuevo gozar fue otra dosis de autoestima, no se cuantas veces nos corrimos esa tarde pero fueron bastantes. Yo acabo de hacerlo ahora, como ves tampoco consigo sacarte de mi ducha. ¿Cuanto ha pasado ya desde esa tercera y última vez? ¿Tres, Cuatro años? No te imaginas cuantas veces me he corrido pensando y recordando las tres veces que pude poseerte y cuanto he lamentado que no fuesen más. No se si habrá una cuarta ni cuando será, mientras tanto solo puedo disfrutar de ti con el recuerdo, recordándote para no olvidarte.
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