DEL OTRO LADO
Vine por ella. Para ayudarla a encontrar el camino. Para que no tuviera miedo. Su pelo ya no era negro. Sus carnes ya no eran firmes, su boca ya no tenía dientes; y sus ojos que antes me enamoraran ya no tenían brillo. Pero aún así, para mi continuaba siendo bella. Había sido, y era aún el amor de mi vida. Sufría. Tomé su mano, y dándole un beso de aire, traté de aliviar su dolor. Me reconoció. Y se sintió avergonzada de mostrarse ante mí tan deteriorada. Le hice saber que eso no importaba. De ahora en adelante su belleza sería otra. Del otro lado, donde hacía ya muchos, pero muchos años que esperaba por ella, no hacía falta pelo. No hacían falta carnes, no hacían falta dientes, ni brillo en la mirada. Del otro lado no hacía falta cuerpo. Sólo hacía falta ella. Entonces trató de sonreír. Y murió.
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