Un destino caprichoso II

No me lo podía creer... llevaba tanto tiempo soñando con él... que ahora que lo veía... pensaba que era un sueño.

Yo lo recordaba con cara de niño, pero ahora tenía cara me niño canalla. Bufff!!!! 

¡¡Ay Madre Mía... qué calores!!

Cuando nuestras miradas se cruzaron nos quedamos paralizados, la cara se nos iluminó y comenzamos a reírnos como dos niños de quince años. Sus ojos me decían que él también se alegraba de verme, que no era yo la única.

La gran desilusión fue inmediata, cuando Laura me dijo:

-Te presento a Antonio, el chico del que te hablé y él es César, su amigo.

No me lo podía creer, Tony era Antonio, el chico que le gustaba a mi mejor amiga... Nooooo ¿por qué?

Mi alegría por verlo fue tan grande como la desilusión que me acaba de llevar.

No me atreví a decirle que ya nos conocíamos, me quedé tan bloqueada... Y la verdad es que no entiendo por qué Tony tampoco lo hizo. Simplemente nos miramos y nos quedamos callados.

Laura se dio cuenta que allí había pasado algo, pues primero nos reíamos y luego nos quedamos callados y serios... pero yo creo que se hizo la tonta y  no le quiso dar importancia. 

Se le veía nerviosa, y supongo, que simplemente quería que todo saliese bien.

La cena fue un poco violenta, pues francamente me molestaba ver a Laura acercándose a él con la excusa de que tenía que coger un trocito de pan, susurrándole cosas al oído, sonrisitas...

Pero lo arreglé lo mejor que pude, puse la panera a su lado y de una manera muy pícara le dije que los susurros los dejara para más tarde, para la intimidad.

Tony también parecía estar incómodo ¿le molestaría mi presencia allí? ¿Sentiría algo él por mí?

Tras los postres y con la excusa de retocarnos, Laura y yo nos fuimos al baño. 

Allí Laura me dijo que me notaba rara y distante... que qué me pasaba, que si no me gustaba César...

Y la verdad es que César estaba muy muy bien, era rubio, ojos verdes, de hombros anchos y súper divertido... pero el simple hecho de tener a Tony tan cerca y no poder hacer nada...  era como "ver a Dios y no besarlo"

No sabía que decirle en ese momento, no podía truncarle la cena y su relación con "Antonio", pero tampoco podía ocultar mis sentimientos por mucho tiempo.

Como me dijo una vez alguien... "el amor y el dinero, no se pueden esconder"

Así que por esa noche, decidí callarme y no contarle nada. Ya hablaría con ella al día siguiente. Le dije que estaba algo cansada y ya está.

Así que cuando regresamos a la mesa, me esforcé todo lo que pude, para que César me prestara atención, ya que parecía estar más pendiente de Laura que de mí.

Tras la cena, decidimos ir andando hacia la zona de los bares de copas.

En ese momento, Laura se acercó a César y lo alejó un poco para intentar sonsacarle algo interesante a cerca de Tony, momento que aprovechamos nosotros para quedarnos más atrás y hablar.

-Así que ahora estás con Laura - comencé.

-Sí, bueno, en realidad estamos empezando a conocernos. Nos conocimos de una forma muy casual y la verdad es que esta es nuestra primera cita.

- ¿Vuestra primera cita? - anda ya... pero este tío se cree que yo soy tonta... Laura lleva cerca de diez días hablándome del nuevo chico que ha conocido y ahora va éste y me dice que es su primera cita... ¿qué pretende? ¿Por qué quiere engañarme? no lo entiendo... 

-Sí, ya ves, pero la verdad es que no me esperaba encontrarte a ti aquí, ha sido toda un sorpresa - sonrió.

-Pues sí, ya ves, tras muchos años sin saber el uno del otro, aquí estamos y ahora tú eres la pareja de mi mejor amiga

-Ojalá no fuera así

-¿Cómo?

-Pues que en realidad me hubiese gustado estar en el lugar de César.

¿Se estaba declarando? No me lo podía creer. No sabía si alegrarme o enfadarme por faltarle el respeto de esa manera a mi amiga.

Pero la verdad es que mi corazón pudo más que la cabeza. Parecía que se me iba a salir del pecho de la emoción.