LOS ANALES DE MULEY(1ª PARTE)(12)

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                 XV

   De cifras nada saber quería,

pero si del saber mundano

porque un día no muy lejano

a él me debo enfrentar;

aunque yo era profano

siempre sabía preguntar.

   Dejé de ser pueril

y como adulto hablaba,

mi mentor me respetaba

cuando a él me dirigía;

me mostraba simpatía

si conmigo dialogaba.

   Demostré que era sagaz,

inteligente, despierto,

pero no era menos cierto

que era persona lerda;

teníamos un acuerdo

de tensar mucho la cuerda.

   Por ello siempre me decía:

<<Hoy es día de aprender,

dialogar y comprender>>

Comenzaba su docencia

dándome su parecer

sobre su fácil influencia.

   Porque el docente cae

en un sublime error

si a la vez es inductor;

tiene que dar libertad

a nuestra capacidad

para ser fiel receptor.

   Le encantaba enseñar,

era gran profesional

con fuerza vocacional;

yo era su pilar de apoyo,

su guardia personal,

el agua que va al arroyo.

   Paciente escuchaba

todas sus explicaciones,

y exponía conclusiones

para entender mejor;

siempre dio buenas lecciones

a este su interlocutor.

   Yo fui su único alumno

en aquellos arduos días

donde solo perseguías

esquivar a la muerte;

tu alma negociarías

por alma de buena suerte.

   Fui su fiel auditorio,

su único oído oyente,

su espectador paciente

ávido de su enseñanza;

el maestro era consciente

y mostraba su templanza.

   Me enseñó a ser hombre,

a respetar ideales

y a dialogar con mortales;

fueron días de aprendizaje,

de situaciones reales,

así llené mi equipaje.

   Aquel día estaba serio:

<<Mira a tu alrededor>>

-comenzó el diciendo-

<<Todo es desorden, temor,

se aviva nuestro furor

si estamos combatiendo>>

   <<Menos preciamos la vida,

fácil con ella acabamos.

Viejas razones usamos

para su pronto exterminio,

pues denuncias esperamos

para donar patrocinio>>

   Porque rompemos barreras

en un mundo sin piedad,

usamos temeridad

para humillar a la gente;

nada dejamos pendiente

para buscar la verdad>>

   <<Porque la verdad está

en nuestra limpia orilla,

pues en ella todo brilla

y su beldad deformamos,

todo aquí se anilla,

más el aro limpiamos>>

   <<Hemos perdido el don

de dialogar, subsanar,

capacidad de pensar?

todo, incluso el amor;

solo queremos luchar,

matar al disgregador>>

   <<Este mundo es muy cruel,

siempre está en conflicto,

casi permanece invicto;

llora el pacificador

asumiendo lo victo,

pues lo pasado es mejor>>

   <<El hombre es violento

por propia naturaleza

y no tiene pereza

de sus garras afilar,

no muestra agudeza

a la hora de luchar>>

   <<Quien maneja la masa

es el locuaz orador,

eminente pensador

a la cual revolucionaría;

desprovisto de candor

a la gente censuraría>>

   <<Si es ignorante, mejor,

pues más sumisa será

y fácil se alterará;

si cortas al río su fuente,

un día se secará

y ella queda paciente>>

   <<Puesto que la incultura

a los pueblos esclavos hace,

el poder del rey nace

de su pobre ignorancia;

que nadie le amenace,

pues cortará su arrogancia>>

   <<Cultivemos al pueblo,

formemos su entendimiento,

que su fácil pensamiento

discurra con acierto;

su vivaz razonamiento

le llevará a buen puerto>>

   <<Busquemos el momento

para poder cultivarlo,

tenemos que doctorarlo

en las ramas del saber;

también debemos amarlo,

pues es fuente de poder>>

   <<En él radica la fuerza

y se debe respetar,

su decisión compromete

a un buen legislar;

el gobierno a gobernar,

el pueblo contra el remete>>

   <<Y que no sea soporte

de ninguna dictadura,

pues cava su sepultura

como cuentos legislativos;

divulguemos la cultura

y seamos comprensivos>>

   <<Porque un pueblo inculto

se doblega al poder,

nada puede hacer

porque engendra sumisión;

coraje se ha de tener

y salir de esa prisión>>

   Así hablaba mi maestro,

pues sin preguntarle nada

se explayó con voz rasgada;

triste estaba, pensativo,

con cara desencajada

se mostraba impulsivo.

   Me quedé muy perplejo

al oír sus reflexiones,

parecía más aplicaciones

que buenos razonamientos,

pues debió tener prisiones

para morder sentimientos.

   Yo aguante, estoico,

el discurso del maestro;

era el dialogo nuestro

mejor y fiel compañero,

pues él fue el primero

en fomentar un secuestro.

   Porque no me dejó hablar,

secuestró mi intención

de expresar mi razón,

lapidó mis sentimientos,

negó conversación

y eludió esos momentos.

Yo escuchaba callado,

ni palabra mencioné,

pues la verdad se comprendía

y en su razón confié;

en mis adentros pensé

que otro día lo imitaría?


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