LOS ANALES DE MULEY(1ª PARTE)(12)
Por YUSUF AL-AZIZ
Enviado el 10/06/2015, clasificado en Varios / otros
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XV
De cifras nada saber quería,
pero si del saber mundano
porque un día no muy lejano
a él me debo enfrentar;
aunque yo era profano
siempre sabía preguntar.
Dejé de ser pueril
y como adulto hablaba,
mi mentor me respetaba
cuando a él me dirigía;
me mostraba simpatía
si conmigo dialogaba.
Demostré que era sagaz,
inteligente, despierto,
pero no era menos cierto
que era persona lerda;
teníamos un acuerdo
de tensar mucho la cuerda.
Por ello siempre me decía:
<<Hoy es día de aprender,
dialogar y comprender>>
Comenzaba su docencia
dándome su parecer
sobre su fácil influencia.
Porque el docente cae
en un sublime error
si a la vez es inductor;
tiene que dar libertad
a nuestra capacidad
para ser fiel receptor.
Le encantaba enseñar,
era gran profesional
con fuerza vocacional;
yo era su pilar de apoyo,
su guardia personal,
el agua que va al arroyo.
Paciente escuchaba
todas sus explicaciones,
y exponía conclusiones
para entender mejor;
siempre dio buenas lecciones
a este su interlocutor.
Yo fui su único alumno
en aquellos arduos días
donde solo perseguías
esquivar a la muerte;
tu alma negociarías
por alma de buena suerte.
Fui su fiel auditorio,
su único oído oyente,
su espectador paciente
ávido de su enseñanza;
el maestro era consciente
y mostraba su templanza.
Me enseñó a ser hombre,
a respetar ideales
y a dialogar con mortales;
fueron días de aprendizaje,
de situaciones reales,
así llené mi equipaje.
Aquel día estaba serio:
<<Mira a tu alrededor>>
-comenzó el diciendo-
<<Todo es desorden, temor,
se aviva nuestro furor
si estamos combatiendo>>
<<Menos preciamos la vida,
fácil con ella acabamos.
Viejas razones usamos
para su pronto exterminio,
pues denuncias esperamos
para donar patrocinio>>
Porque rompemos barreras
en un mundo sin piedad,
usamos temeridad
para humillar a la gente;
nada dejamos pendiente
para buscar la verdad>>
<<Porque la verdad está
en nuestra limpia orilla,
pues en ella todo brilla
y su beldad deformamos,
todo aquí se anilla,
más el aro limpiamos>>
<<Hemos perdido el don
de dialogar, subsanar,
capacidad de pensar?
todo, incluso el amor;
solo queremos luchar,
matar al disgregador>>
<<Este mundo es muy cruel,
siempre está en conflicto,
casi permanece invicto;
llora el pacificador
asumiendo lo victo,
pues lo pasado es mejor>>
<<El hombre es violento
por propia naturaleza
y no tiene pereza
de sus garras afilar,
no muestra agudeza
a la hora de luchar>>
<<Quien maneja la masa
es el locuaz orador,
eminente pensador
a la cual revolucionaría;
desprovisto de candor
a la gente censuraría>>
<<Si es ignorante, mejor,
pues más sumisa será
y fácil se alterará;
si cortas al río su fuente,
un día se secará
y ella queda paciente>>
<<Puesto que la incultura
a los pueblos esclavos hace,
el poder del rey nace
de su pobre ignorancia;
que nadie le amenace,
pues cortará su arrogancia>>
<<Cultivemos al pueblo,
formemos su entendimiento,
que su fácil pensamiento
discurra con acierto;
su vivaz razonamiento
le llevará a buen puerto>>
<<Busquemos el momento
para poder cultivarlo,
tenemos que doctorarlo
en las ramas del saber;
también debemos amarlo,
pues es fuente de poder>>
<<En él radica la fuerza
y se debe respetar,
su decisión compromete
a un buen legislar;
el gobierno a gobernar,
el pueblo contra el remete>>
<<Y que no sea soporte
de ninguna dictadura,
pues cava su sepultura
como cuentos legislativos;
divulguemos la cultura
y seamos comprensivos>>
<<Porque un pueblo inculto
se doblega al poder,
nada puede hacer
porque engendra sumisión;
coraje se ha de tener
y salir de esa prisión>>
Así hablaba mi maestro,
pues sin preguntarle nada
se explayó con voz rasgada;
triste estaba, pensativo,
con cara desencajada
se mostraba impulsivo.
Me quedé muy perplejo
al oír sus reflexiones,
parecía más aplicaciones
que buenos razonamientos,
pues debió tener prisiones
para morder sentimientos.
Yo aguante, estoico,
el discurso del maestro;
era el dialogo nuestro
mejor y fiel compañero,
pues él fue el primero
en fomentar un secuestro.
Porque no me dejó hablar,
secuestró mi intención
de expresar mi razón,
lapidó mis sentimientos,
negó conversación
y eludió esos momentos.
Yo escuchaba callado,
ni palabra mencioné,
pues la verdad se comprendía
y en su razón confié;
en mis adentros pensé
que otro día lo imitaría?
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