"Rostros ocultos" 3ª Parte
Por Casas Reales Desnudas
Enviado el 10/12/2011, clasificado en Intriga / suspense
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Se volvió de nuevo hacia la mesa de su despacho, de uno de los cajones extrajo una videocámara con reproductor y la puso sobre esta, pulsó un simulado interruptor que se hallaba en un lateral del mueble, automáticamente la puerta quedaba cerrada sin que pudiese abrirse desde el exterior, al tiempo que un pequeño led de color rojo se iluminaba sobre la mea de su secretario advirtiendo a este que no debía ser molestada hasta nueva orden.
Las imágenes se fueron sucediendo una tras otra sobre aquella pared de color beige claro, su cuerpo rememoró aquellos instantes y algo similar a una corriente eléctrica de baja intensidad recorrió su cuerpo de arriba abajo.
El tipo se levantó dejando a la mujer aún boca abajo sobre el lecho, manipuló los interruptores de al lado de la entrada y una sencilla lampara ilumino la estancia a la par que se apagaban aquellos focos que les habían iluminado hasta el momento , se acercó a la cámara de vídeo que también se hallaba sobre un pie metálico junto a uno de estos y extrajo la cinta mini dv. Todo lo ocurrido desde el primer instante había sido grabado, volvió junto a la cama y dejó la cinta junto al rostro de la mujer.
.- Ahí tienes un posible recuerdo, si no la quieres la destruyes tu misma.- El hombre se quitó el antifaz y se sentó en el borde del lecho mientras decía esto.- Si te apetece darte una ducha el baño está en aquella puerta que se ve al fondo.
Gina giro sobre si quedando sobre su brazo izquierdo al tiempo que avanzaba su rodilla derecha hacía delante de forma que su sexo quedaba oculto, de este modo podía admirar mejor a aquel ejemplar masculino. Tiro de la correa hacía arriba y escupió la dichosa pelotita.
.- Espero que hayas quedado satisfecha.-
.- Si, te lo has currado. He quedado muyyy satisfecha y así lo haré constar a la agencia.- Le sonrió al tiempo que alargaba su mano para acariciar el musculoso torso del hombre.
Marta volvió a guardar el reproductor. Aquella agencia que le había sido recomendada por una amiga intima era formidable. No era la primera vez que había requerido los servicios de "Cuéntame tu fantasía" ni tampoco iba a ser la última. Ella solo debía descolgar el teléfono y llamar, desde el otro lado se le requería una clave de tres dígitos y tres letras,a la vez que un nombre de usuario que no fuese el propio, una vez hecha la comprobación pertinente se le pasaba con un hombre de voz agradable, Marta debería decir cuando deseaba de sus servicios y todo el aparato logístico se ponía en marcha.
La agencia disponía de una ficha de cada cliente en la cual solo figuraba un numero de cuenta corriente, la clave y el numero de usuario correspondiente a este, en ella se especificaban sus fantasías y el tipo de hombre o mujer que se prefería si se deseaba que fuese una sorpresa, caso contrario en la pagina web podría visionarse el genero y elegir a la carta.
El cincuenta por ciento del valor de los servicios se cobrarían por adelantado y el resto después de realizado el trabajo, siempre y cuando el cliente quedase satisfecho, echo este que solía ser habitual. La agencia se encargaba de todos los preparativos y no dejaba nada al azar, incluso las escenas del callejón habían sido grabadas desde un lugar oculto. Marta había dejado su automóvil estacionado en un parking ubicado en una calle contigua como se le había indicado y desde el momento que entró en aquella angosta calleja no sabía lo que iba a ocurrir, todo sería una sorpresa preparada por la agencia, eso si, sabía que todo estaba controlado y nada malo le podía suceder.
Unos días antes de lo acordado, el cliente recogía un paquete que previamente había sido dejado en un casillero de correos del que solo este y "Cuéntame tu fantasía" poseían una llave. Dentro del paquete, vestimentas, cualquier complemento que debiese utilizar y unas instrucciones a seguir. La empresa también disponía de servicio rápido, pero ella, como muchos otros clientes, prefería que fuese un día programado que no interfiriese en su vida cotidiana.
A sus cuarenta y cinco años Marta estaba de muy buen ver y podría haber tenido un affaire sin necesidad de recurrir a la agencia, pero su cerebro le aconsejaba no tener ningún tipo de relaciones esporádicas con ningún empleado de la empresa, ni con un cliente, ni con un socio, ni con nadie que pudiese condicionar en un futuro cualquier decisión que ella debiese tomar. Esto se lo dejaba para su marido que parecía pensar mas con el pene. De todos modos ella nunca le hubiese dicho a nadie conocido sus preferencias sexuales, por lo que prefería, una vez al mes desembolsar una nada despreciable suma de dinero y disfrutar de lo lindo sin ningún posible contratiempo. Al fin y al cabo le venía a salir mas barato que el alquiler del pisito que Luisa y su marido utilizaban ocasionalmente, con la ventaja que tenía el cambiar de amante cada vez.
Jorge entró en el salón con aquella maleta para viajes de poca duración que casi siempre llevaba consigo debido a su trabajo, se acercó al sofá donde Marta se hallaba leyendo una revista médica y beso a su esposa en los labios.
.- Hola cielo ¿Que tal todo por aquí?.
.- Ya ves, sola como siempre.- La pareja tenía dos hijos gemelos que se hallaban estudiando en Londres y que apenas veían un par de veces al año, sin contar las charlas que tenían por videoconferencia desde el ordenador.
.- Lo siento cariño, ayer hube de quedarme por una reunión que teníamos hoy a primera hora.- Se excusó el hombre por no haber llegado un día antes como estaba previsto.
.- Lo entiendo, no te apures.- No pudo evitar una sonrisa irónica.- ¿Que tal Luisa? ¿La has visto por Madrid?.-
.- Si ayer la vi casualmente, pero nada, un momento de pasada.- La sonrisa de ella se tornó aún mas irónica si cabe.-
"Claro, y tanto que de pasada, menuda repasada te habrá dado".- Pensó para si
Marta había conocido a la amante de su esposo en una cena de partido y posteriormente habían coincidido en algunos otros eventos, la verdad es que se llevaba bastante bien con ella y además de hombre compartían algunas otros gustos. Tenía que reconocer que el bueno de Jorge seguía teniendo buen gusto para las mujeres.
.-Voy adarme una ducha.¡Vengo hasta los mismisimos de tanto viajecito!.- Se dirigió al baño de su dormitorio y la mujer volvió a quedar sola en la estancia.
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