No es venganza, es justicia. Es lo que mereces.
Insisto en que lo nuestro pudo haber durado más. Pero tú, mujer de mil corazones ajenos, no lo quisiste. La eternidad que nos prometimos duró tres meses. Fue una buena eternidad.
No te lo voy a negar, el poco tiempo que pude tenerte lo disfrute como nunca, pero el vacío que has dejado se siente igual: como nunca.
Era dejarte ir, o que te quedarás a mi lado sin quererme. La segunda opción me fue toda una tentación, pero me haría más daño.
Ahora sólo me queda recordar. A veces nuestras canciones salen en la radio, y recuerdo todas esas promesas que nos hicimos. Quizás todo fue muy rápido.
Cuando veo la luna, aun puedo ver tu bello y delicado rostro en ella. Aun confundo las estrellas con tus ojos y mirada, aun confundo tu aroma con el de las flores. Aun te necesito.
Pero entiendo porque te fuiste, entiendo porque de pronto me dejaste de querer. Espero que encuentres en él, todo lo que encontraste en mí. Para que me recuerdes como yo lo hago, para que algún día vuelvas a mis brazos y esta vez yo tenga el placer de dejarte.
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