Obséquiame una mirada de tus ojos;
un beso tuyo, es uno de mis sueños,
son tus brazos un refugio para nuestro idilio,
guía mis manos en los caminos de tu piel.
Un refugio interno me consume.
En suelos nos morimos en el calor de la pasión,
en la realidad; la impotencia me hace cenizas;
por no ofrecerte uno de mis días,
ni robarte durante las noches.
El cielo y el infierno,
Crueles aliados para incrementar mi agonía;
Es una gloria contemplar tu pulcra figura
Es un inferno sólo tocarte con mi tersa mirada,
Es un profundo dolor ni siquiera hablarte
Ni poder sujetar tu mano para saludarte.
Un fuego interno de doble naturaleza;
el amor y el coraje unidos.
Me apasiona y me destruye,
Este fuego interno me posiciona
Entre la delicada línea del bien y del mal.
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