¿Suya para siempre?

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Un ser oscuro andaba a sus anchas por mi interior, tocándolo todo con sus libidinosas manos, convirtiéndome  en una fiel sierva de su depravación... se escondía en lo más recóndito de mí cada vez que mis defensas intentaban destruir su maloliente corazón.

Qué porque os cuento esto, os preguntareis, porque así comienza mi historia, una historia llena de lujuria, perversión, deseo, libertinaje y pasión...

Ya ni me acuerdo como comenzó todo, solo sabía que necesitaba más, quería más, deseaba más, ya no me bastaban los revolcones rutinarios aquello que compartía una vez por semana con mi maridito,  esos en los que yo me tumbaba en la cama, abría las piernas y dejaba que cada empujón me acercara un poco más al aburrimiento y al hastío que sentía...

Necesitaba más, quería más y deseaba más. Por eso, cuando me quedaba sola, cerraba los ojos lo invocaba y recurria a él.                                                                                                                                                                     

Allí estaba mi amante libertino, sentado en el rincón más oscuro de mi mente, con esa sonrisa comemierda de sabelotodo:                                                                                                   

 -Te estaba esperando zorrita, quieres correrte, lo sabes de sobra, por eso estás aquí, por eso estoy aquí, puedo  oler tu excitación, lo cachonda que te pones solo de verme, abre tus piernas gatita, ábrelas para mi.

Me encantaba que me hablara así, yo era su putita y me gustaba, aunque él ya lo sabia, lo sabia todo de mi... Y allí, delante de él, desnuda, me fui abriendo de piernas, poco a poco, mirándole a los ojos, ojos llenos de lujuria, de deseo, de promesas por cumplir... Yo sonreía con suficiencia, por que en esos momentos en los que yo hacia y el esperaba que hiciese, veía su punto de indefensión, su talón de Aquiles, su debilidad… y esa…  esa era yo...

Se levantó de su trono, fue recorriendo la distancia que nos separaba, se sentó a mi lado en la cama y poco a poco fue recorriendo todo mi cuerpo con su dedo índice:

 - Mmmm... ¿A que jugaremos hoy mi pequeña pervertida?... Se me pasa por la mente varias ideas en la que estarías más que apetecible... pero hoy... hoy quiero que te toques, déjame ver como lo haces, tócate como cuando creías que no estaba aquí mirándote y tenías que dejar en tus manos tu placer... mastúrbate para mi.

Y así lo hice, cerré los ojos y empecé a juguetear con mis pezones, acariciándolos al principio, pellizcándolos después, cuando empecé a sentir las descargar de mis caricias en mi clítoris, fui bajando las manos poco a poco por mi barriga, por mi vientre, por mi pubis, las baje y subí por mis muslos, llegué a mi coño y lo abrí para su placer, notaba su respiración cada vez más fuerte, su mirada quemaba entre mis piernas, me metí dos dedos y fui follándome con ellos, abriéndome, alimentando mi ganas y sus ganas de más, sentí que se levantaba de la cama y se acomodaba entre mi piernas, me cogió de las rodillas y las forzó a abrirse más, hasta que chocaron contra el colchón, y allí, con sus nudillos blancos forzando a mis piernas a mantenerse abiertas agachó la cabeza y me comió, con hambre, con ansias, con pasión, como si le fuese la vida en ello… sentía como se iba construyendo esa fuerza dentro de mi, lento pero constante...mmmmm..... a punto.... ahhhhh...... un poco más... y exploté...

Se levanto mientras las replicas de mi orgasmos seguían martilleándome por dentro y mi vagina seguía boqueando como un pez, entonces se inclinó y metió su miembro duro dentro de mi de una estocada, hasta el fondo…  lo mire y vi que sonreía, el sabia, me conocía, conocía que justo en ese momento me volvía salvaje, le arañaba, le susurraba lo que solo el me hacia sentir, le mordía, nos movíamos como animales, lo deseaba, quería más de él, lo quería todo de él y me odiaba por ello, porque sin quererlo él también se iba convirtiendo poco a poco en mi debilidad...

Y lo sabia, sabia lo mucho que disfrutaba su zorrita de aquello, que nadie la follaba como el y no había cosa que alimentara más su ego, que ver a su futura reina poseída de lujuria por el, era su única, su igual, era un bastardo con suerte... Su plan iba dando sus frutos y el solo debía esperar...esperar... solo un poco más...  Y sería suya… Suya para siempre…

 

                                                                         CONTINUARÁ... Si  quereis... =)


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