Born to die

Born to die.

“Hasta que la muerte los separe”. Esa frase es más de lo que aparenta, y a lo largo del tiempo se convierte en algo enfermizo para las parejas.
Cuentan mis vecinos, que en la casa #9, vivía una pareja joven y con mucho por vivir. Pero por caprichos e injusticias de la vida, esta pareja tuvo una separación horrible: la muerte de uno. El chico fue asesinado a puñaladas justo la noche del aniversario de bodas. Me cuentan, también, que la mujer cayó en la locura. Que por las noches la escuchaban hablar, la escuchaban reír y llorar al mismo tiempo. Intentó suicidarse tres veces en dos semanas, pero los vecinos que siempre estaban al pendiente de ella la ayudaron.
Me cuentan que por las mañanas ella salía a su triste y marchitado jardín, esparciendo por el lugar las cenizas de su amado repitiendo: “Hasta que la muerte nos separe”. Fue por esa razón que ya nadie se le acercaba...

Dicen que ella caminaba sola por las calles con una sonrisa triste. Se veía cansada de vivir.
Pero fue la noche, un año después de la muerte de su esposo, que se le vio normal. Dicen que esa mañana salió reluciente de su casa y esta vez regó sus plantas de manera normal. Se veía igual de feliz que antes, se veía tan feliz como cuando su marido vivía.
La vieron irse con un ramo de flores marchitas en las manos, pero nunca volvió.
Me cuentan que se subió al puente de la calle principal. Justo donde su esposo fue asesinado ese mismo día de hace un año. Sostuvo el ramo entre sus manos, cerró los ojos y sonrió.

“Hasta que la muerte nos una”. Gritó alegre antes de dejarse caer.

Dicen que la pareja se deja ver por las noches bajo ese puente, mis vecinos juran que a veces los ven reflejados en las ventanas de la que era su casa. Su historia ahora es una leyenda de terror urbana, y para mí es una historia del amor verdadero.