Denunciar relato
Aquí empezó todo.
Me encuentro en un baile donde las hojas caídas susurran lánguidamente, describiendo el alma de mi acompañante.
Tiene un nombre poco apropiado. Quiero decir, poco apropiado cuando ya sabes cómo es su alma: valiente y temerosa, fuerte y sensible, oscura y brillante, amarga y dulce, todo al mismo tiempo.
Es complicada, pero ni mucho menos inadecuada; de hecho, le viene a medida.
No basta con observar, con mirar. No. Tienes que ver. Ver los ríos de hierba que fluyen por sus ojos, las estrellas que se funden con su pensamiento, la carne virgen de sus labios.
Si me preguntas por imposibles, te hablaré de él. Porque, dime, ¿qué hay más imposible, que no enamorarse de un alma así?
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