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Ese día las noticias habían sido terribles. Mi mente estaba completamente en blanco. Me encontraba sentado dentro del auto, conduciendo hacia ningún lado. Como un zombi manejando en piloto automático. A mí alrededor todo se movía en cámara lenta. El trafico que siempre me ponía nervioso, hoy era un simple paisaje sin importancia en el fondo. Nada más existía para mi, solo oscuridad y dolor. Mi vida se había terminado. Nada importaba, ni siquiera el vehículo que se encontraba detrás mío gritando y tocando la bocina sin cesar.
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