Lucha por la enfermedad de un amigo.

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Porque tu corazón no tiene tamaño, razono la elección por la que te decidiste.

Adherido a tu piel, el dolor camina contigo y tu constante es enfrentar a diario la muerte.

Has demostrado ser de entereza y de fuerza. Orador mimado y valorado.

Jesucristo dio su vida por nosotros, pero Dios todavía, no te quiere muerto.

Entiendo que a tu entrega, le están llegando los límites y en la nimiedad que soy me niego a perderte.

Respeto que no airees el deterioro de tu cuerpo, pero Jóse, permítete ser mortal y déjate ayudar.

Tu silencio, la rebeldía y la conformidad que demuestras me alcanza y, mi alma, se siente lastimada.

Discúlpame si te irrespeto, pero tu dolor me duele y me encantaría ser para ti, más que el vaso de agua que te ofrezco cuando te oigo suspirar.

 

Un abrazo!


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