No quiero darle la luna,
darle la tierra quiero,
no una tierra cualquiera,
si no la tierra que anhelo.
Una tierra sin fronteras,
para que vivan los pueblos,
una tierra de razones,
sin orgullos ni recelos.
Una tierra de ilusiones
que luzca de mil colores,
una tierra de arcoíris,
no de blancos y de negros.
Una tierra de personas,
no de esclavos del dinero,
una tierra de esperanza,
en la que reinen los sueños.
Una tierra solidaria
que haga verdad los cuentos,
una tierra de futuro,
para los niños pequeños.
Que en ella crezca mi hijo,
sin preguntar con recelos,
¿por qué nos vovemos ruines,
si todos nacemos buenos?
Y esta es mi Tierra Dorada.
la que a él darle yo quiero
pero mi tierra es quimera,
se me rompieron los sueños.
Más cuando veo su sonrisa,
vuelvo a soñar despierto,
que revive la quimera
y la justa tierra que anhelo.
©Dorvas
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