El oro del sentimiento.
Por siempreviva
Enviado el 01/07/2015, clasificado en Varios / otros
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Eres la luz que ilumina mi vida.
El sol que abriga mis días.
La alegría que necesito para continuar.
La fuerza que me ayuda a vencer los reveses de mi existencia.
Eres, aún en el silencio, la compañía que llena mi vacío.
Para tenerme entretenida me pones “en jaque” con las comidas, pero la cruz pierde peso cuando, con esa carita, me miras.
Contigo olvido que me falta el hombre. El respeto y tus abrazos cubren mis carencias. Haces con esa devoción que toda yo se exalte y, en esa conmoción, el amor… se escribe con mayúsculas.
Te quise antes de engendrarte. Después te adoré en mis brazos y, honestamente, sigo teniendo en nuestro trato, equivocaciones.
Sabes que por esta fecha, renuevo siempre mi arrepentimiento y vuelvo a pedir perdones. También hago propósitos. Algunos se cumplen. Otros, regados, se quedan en el camino, pero la intención te consta que es mejorar.
Mi querido Olito, hoy, busco en el archivo de mi memoria y encuentro que aquella ternura creció. Que a pesar del tamaño la sigues conservando porque naciste con ella.
Te requiero y como terminas diciendo cuando te lo repito,… yo más… Es cierto. En hechos demostrables tu cariño, palpado, se queda. La pureza de esa esencia, no hay belleza que pueda adornarla, ni existe sensibilidad poética con tal habilidad para describirla.
No son exageraciones de amor de madre, ni tampoco se trata de herir la sensibilidad de nadie; pero ¡hijo!, las solapas del alma, no son para airearlas, sólo pueden comunicarse a través de las miradas y los ojos todavía, con ese lenguaje, no escriben.
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