La luz cegadora

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Tic tac, tic tac, tic tac. Resonaba el eco del reloj en mi cabeza cuando recobre la consciencia. 
- "¿Que demonios me ha pasado?. ¿Donde estoy?. ¿Y porque me duele tanto la cabeza?. "


El silencio tan sólo es interrumpido por ese maldito tic tac del reloj. Trato de recomponer mis ideas y grito en busca de que alguna persona conteste a mis gritos, pero mi voz suena a vacío, a un eco muerto dentro de la sala donde me encuentro. 


Vomito bilis, a causa del dolor punzante, al tocarme la cabeza. Estoy calvo, me han afeitado la cabeza y tan sólo llevo un camisón blanco impoluto de hospital. La estancia esta recubierta de una especie de tela acolchada, como la que se usa en los manicomios, pero creo que en este caso es para insonorizar la estancia.


 Pasan las horas y el tiempo corre muy despacio. Por fin tras varias horas pensando donde me encuentro, se oye como alguien trata de abrir la puerta.


Me acurruco, muerto de miedo, en la otra punta de la habitación, temo que vuelvan a hacerme daño.


Se abre la puerta y mi reacción es taparme la cabeza con ambas manos. Encuclillado y aterrado, entra en ella una mujer de piernas interminables, tacones de vértigo sobre los que me resulta imposible pensar como puede mantenerse sobre ellos y una figura impresionante.


Me mira fijamente y con voz suave me pregunta como me encuentro. Se acerca a mi y me coge de las manos, calmando mi estado de ánimo.


- "Levanta, me dice. Ya pasó todo. Salgamos de este sitio. Tu no mereces estar aquí y menos después de lo que has hecho."


Me coge del hombro mientras me incorporo y me acompaña a lo largo de un pasillo, el hedor y el aspecto del pasillo son nauseabundos. No entiendo como la habitación donde me encontraba podía estar tan inmaculada en comparación a esto.


Llegamos a una puerta, ella golpea dos veces y se oye el crujir de un cerrojo desplazándose. Se abre del todo y un caballero, flamántemente vestido me saluda y me abraza, llamándome por mi nombre haciendo mención a la estupenda actuación que he tenido. Cuando por fin consigo articular palabra alguna, entra en escena otro hombre vestido con bata blanca y colgando de su cuello un estetoscopio.


-"Veo que por fin ha despertado, me alegra de que haya sido así, creí que le perderíamos. Permita me que le felicite sr Smith. "


Sigo sin acordarme de nada, mi confusión es extrema y por fin les pregunto un sin fin de cosas.
-" ¿Quienes son ustedes?. ¿Qué ha pasado y porqué estoy aquí? y ademas ¿donde es aquí?, ¿donde me encuentro?. "


La mujer me abraza y tira de mi.  -"No te preocupes, todas tus preguntas tienen respuesta, pero antes debes conocer a la persona por la que te estamos tan agradecidos y ella te dará todas las explicaciones oportunas, acompáñeme Shón."


Salimos del pasillo y entramos en una nueva estancia, esta vez más amplia y de nuevo inmaculada, su decoración es minimalista, pero perfecta y de repente me doy cuenta que sigo descalzo y con el camisón de hospital.


Me paro en seco y la pido algo de ropa, a lo que me contesta que no me preocupe, que allá donde me lleva, me darán todo lo necesario.


Por fin llegamos a un portalón inmenso, de una altura desorbitada. 
- " Hasta aquí le puedo acompañar, un placer haberle conocido, llame a la puerta y allí encontrará las respuestas a todas sus preguntas." Se gira y con un paso firme y seductor, vuelve por el mismo sitio por donde vinimos.

  Llamo a la puerta y a lo lejos se oyen unos pasos acercándose con brío a la misma. Se abre y una luz intensa me ciega lo suficiente, como para no poder ver a la persona que me abre la misma, pero con el paso de un instante, mis ojos se recomponen y empiezo a vislumbrar la silueta de una mujer de formas delicadas, más bien bajita y más si cabe aún, si estuviera fuera de esos taconazos, que al parecer lo llevan todas por aquí.  

Se abalanza sobre mi cuello, me besa apasionadamente y llora desconsolada de felicidad.  - " No me lo puedo creer, sigues vivo y lo has dado todo por mi. Acompáñame amor, date una buena ducha y vístete, tenemos mucho que celebrar."  

La paró en seco según tira de mi para llevarme al baño y le digo que me explique que ha pasado, quien soy y donde leches me encuentro y sobre todo quien coño es.  

No termino de acabar mis palabras, cuando de golpe se abalanza sobre mi cuchillo en mano para acabar con mi vida, pero gracias a mi reacción tan sólo recibo un pequeño corte en la mejilla y con la otra mano la golpeo, dejándola inconsciente.  

Reviso todos los bolsillos, buscando su identidad y algún dato que me ayude a saber quien soy y de respuestas a tantas preguntas que afloran en mi cabeza. Me visto con la ropa que tengo en el baño y busco la manera de escapar de donde estoy y al menos saber donde me encuentro.  

Abro la puerta de la sala donde me encuentro y empiezo a recorrer a tientas el pasillo y de golpe un zumbido fuerte invade mi cabeza provocando un agudo dolor que me deja inconsciente de nuevo.  

Despierto de nuevo en la misma estancia donde me encontraba al inicio de este relato. Mis ropas son las mismas un camisón de hospital y la cabeza afeitada. Me vienen a la cabeza vagos recuerdos sobre lo ocurrido ayer, porque creo que fue ayer, aun tengo la cabeza un poco aturdida.

Otra vez la misma mujer abre la puerta y me acompaña por el mismo pasillo putrefacto a una sala donde una luz cegadora atrofia cada más mi cabeza.  

Esta vez mi reacción es distinta, la sala de radioterapia es eso y sólo eso y mi cabeza no divaga mientras me radian.

Creo que el tumor acabará conmigo en este maldito lugar, pero mientras tanto mi imaginación me llevará a otro fascinante episodio de aventuras cada vez que el tumor oprima mi cerebro.


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