Él era todo, era el sexo, el amor, cada vez que pensaba en el sentía que mi cuerpo no podía más, quería tenerlo siempre cerca, quería ser su fantasía, quería que me deseara como a ninguna otra.
El volvió como si nada hubiera pasado y yo lo deje volver, al parecer jamás aprenderé, ¿cómo fue que paso? En qué momento deje que el tomara el control sobre mí. No me importaba caer mil veces hasta que él me llegara amar solo un poco, lo necesitaba, lo anhelaba, pero ¿porque? Jamás entenderé el porqué de mi comportamiento, porque en cuestiones de amor, la lógica pierde el sentido.
Meditando lo que yo buscaba en él, me di cuenta que no era algo de él lo que yo necesitaba sino simplemente era el, él era mi antídoto y mi veneno al mismo tiempo, el es mi maldición y mi liberación, ahora me pregunto ¿cómo alguien puede vivir con algo así? Pues no lo hacen, los caminos del amor muchas veces terminan en tragedia, a veces decidimos que es mucho el dolor para vivir con él y simplemente decidimos acabar con él, eso se ve reflejado en cada puente que vio a más de un suicida caer por el o cada cuarto de baño que vio morir desangrándose a algún alma en agonía.
¿Cuál sería mi final? Pues no lo sabía, porque algo peor que amar y no ser correspondido es no volver a ver a ese amor, no volver a sentir y morir por dentro.
O quizá el tiempo me haga olvidar esto o quizá eso nunca pase, tantas probabilidades, diferentes finales y ninguno con él. Queremos lo que no podemos tener es simple, es una tortura, es algo que no mata a nuestro cuerpo, si no nos hace morir poco a poco, en agonía, almas en agonía.
Decidí acabar con esta agonía, mi corazón no puede más, pronto habrá más de unas lágrimas, espero que sepan estoy feliz, que mi gran amor solo ha muerto en esta vida mas no en la otra y espero verlos algún día.
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