¿Cuál sería su primera reacción si vieran a enormes y toscos mineros paladear chocolate como unos chiquillos y cantar juntos alrededor una fogata sin ninguna explicación?
El singular hecho sucedió en Perú cuando veintisiete obreros pertenecientes a una acaudalada multinacional se toparon por accidente con un depósito de cacao fundido mientras realizaban una excavación. Dicho de una manera más fácil, hallaron chocolate a borbotones. La planta, de una variedad aun no identificada, despertó misteriosamente el lado más sensible de los barbudos trabajadores.
Testigos aseguraron a este noticiero que no dejaban de chuparse los dedos, aun cubiertos con gruesos guantes. Luego se entregaron a las más diversas manifestaciones artísticas. Unos se adornaban las barbas con piedras preciosas, otros les echaron mano a los químicos para pintar sobre las rocas y maquinarias. Después de seis horas y cuando se pensó que la locura había finalizado, se encendió una fogata compartieron un abrazo grupal, lo que fue aprovechado por algunos para disculparse entre llantos.
Pero hubo aun más, ya que al día siguiente los mineros se apersonaron a las oficinas de la compañía y presentaron su renuncia. No se puede asegurar si se encontraban todavía bajos los efectos del extraño chocolate pero un dato fundamental podría dar la respuesta: Todos llevaban puestos suéteres tejidos a mano que hacían juego con sus ojos.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales