Portándonos como solteros por una noche (parte 1/2)
Por big love
Enviado el 28/03/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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Mi esposa y yo tenemos varios años de casados, ambos estamos en nuestros veintes, hemos tenido altas y bajas como todas la parejas, ya teníamos un tiempo arrastrando un mala racha matrimonial en la que nos peleábamos mucho, en lo sexual estábamos bastante distanciados, el sexo era muy escaso y monótono, creo que ninguno quedaba totalmente satisfecho sexualmente hablando.
Esta relato comenzó un viernes por la tarde en el que me encontraba llegando a mi casa del trabajo, dejé mi portafolio sobre la mesa y entre a la cocina para ver que había de comer, escuché la voz de mi esposa llamándome y me asomé para ver que necesitaba, mi esposa estaba en la mesa sentada, ella me dijo que me quería pedir un favor, me contó que hoy en la mañana su mejor amiga le llamó para que saliéramos en la noche, ellas acordaron que nos veríamos en un nuevo bar que acababan de abrir, ella sabe lo mal que me cae su amiga y su esposo, no son gente con la que yo pueda congeniar, pero me pidió como favor que fuéramos, yo con muy pocas ganas le dije que sí.
Ya en la noche nos estábamos arreglando para salir cuando por una tontería nos pusimos a discutir nuevamente, ella en su enojo me gritó que para mí tranquilidad aunque iríamos juntos yo podría hacer lo que me plazca, no tendría ninguna obligación de estar con ella ni con sus amigos, me dijo que si quería que me busque alguna zorra para llevármela a un motel, hoy ambos seríamos solteros sin obligaciones, yo grité que estaba completamente de acuerdo que me parecía perfecto.
Aún molestos nos subimos al coche y manejé hasta el bar, aunque me sentía muy molesto con ella no pude dejar de admirar lo bella que se veía, estaba estrenando un vestido negro bastante entallado un poco más corto de lo que usualmente usa. Mi esposa es gordita con unos grandes senos que resaltaban enormemente por el escote del vestido. Tengo que admitir que se veía muy sexy esa noche.
Al llegar buscamos una mesa, pedimos un tragos mientras esperábamos que lleguasen sus amigos, casi ni nos mirábamos a ver, cada uno estaba metido en su celular, en eso escuché que el celular de mi esposa empezó a sonar, pude escuchar que su amiga tuvo que cancelarle a última hora ya que su hijo se enfermó, ella puso una cara de decepción, no sabía que decirle, creo que ninguno se sentía muy a gusto en ese momento.
De pronto escuche que alguien decía mi nombre es voz alta, cuando me viré reconocí a Alejandro, un viejo amigo de la niñez que estaba entrando solo al bar, nos saludamos muy efusivamente, teníamos muchísimos años sin saber uno del otro, el siempre fue muy atrevido con las mujeres no tardó casi nada en ver a mi esposa de pies a cabeza y preguntar quién era esa guapa mujer, fue ahí cuando una idea se me paso por la cabeza. Recordando la discusión que habíamos tenido, la presenté como una amiga del trabajo que apenas nos estábamos conociendo, ella me miró un poco sorprendida por mi repuesta pero al parecer me empezó a seguir el juego por alguna razón. Él la saludó de beso e inmediatamente empezó a decirle varios halagos que la apenaron un poco, yo lo invité a sentarse en nuestra mesa y él dijo aceptar encantado, mi esposa se paró y dijo que iría al baño. Alejandro aprovechó ese momento para preguntarme si yo tenía alguna intención amorosa con ella, lo pensé por unos segundos pero decidí seguir el juego para ver hasta donde llegaríamos, le respondí que no, que sólo éramos amigos. Él con su sonrisa pícara me dijo que ella le llamó la atención de inmediato, que no podía dejar de verle ese enorme par de tetas por el escote, se acercó a mi oído y en voz baja me dijo que ambos la trabajáramos, que igual y los dos podríamos tener suerte esa noche. Tengo que admitir que la idea me causo morbo y un poco de excitación, de inmediato contesté que me encantaba la idea, me separé de la mesa con el pretexto de ir al baño mientras él se quedaba hablando con el mesero.
Me paré en la puerta del baño de mujeres a esperar que saliera mi esposa, cuando salió la lleve a un rincón y le pregunté que si quería seguirme la corriente para divertirnos un poco, que posiblemente lo pasaríamos bien. Me contestó que estaba de acuerdo que nos sigamos portando como dos solteros sin compromisos esa noche, creo que para darme un poco de celos ella comentó que Alejandro le parecía bastante simpático, me reí un poco y no valía rajarse pase lo que pase.
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