Me han apuñalado en el hombro derecho y no puedo mover el brazo. Me arrodillo contorsionando mi rostro para aguantar el dolor y tragármelo.
Todo ser humano puede llegar en un punto de la vida donde la supervivencia se le antepone en sus ojos. En este momento crítico, de inflexión incierta, uno escucha la convección de su sangre en la cabeza. Uno nota la alta presión que el fluido de la vida ejerce sobre su cráneo. Uno nota que está solo, que hace frío y que la nevera está vacía y que el libro de poesía intimista lo azota.
Me estoy desangrando. Me sujeto en la pared de ladrillo inglés con la mano izquierda y me destrozo las uñas de ejecutivo. No aguanto más y me desplomo. Mi camisa blanca está empapada y sucia, igual que mi alma. Mi pensamiento se enturbia y se vuelve absurdo. Estoy entrando en pánico y no sé si estoy vivo o muerto.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales