Una historia de amor VII
Por Vickyy
Enviado el 10/07/2015, clasificado en Amor / Románticos
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"Hablábamos todo el tiempo, y aunque pasaba el tiempo su voz me seguía causando las mismas mariposas en el estomago de la primera vez en que lo vi.
-Te amo- me dijo poco tiempo después de que empezamos a salir, y aunque podía parecer prematuro yo le creí, porque era verdad.
-Te amo- respondí yo, igual de nerviosa a él..."
Ya basta! Me dije a mí misma, me la pasaba repitiendo en mi mente la primera vez que me dijo te amo y repasando en el recuerdo de su mirada el más mínimo indicio de que ese te amo tal vez no era para siempre. Se había convertido en el 'innombrable' pues mis amigos se habían dado cuenta de cuanto daño me hacia recordarlo.
Pasaban los días, y empece a mentalizar el hecho de que era poco probable de que me lo encontrara, pues el tiempo de verdad había ayudado un poco a disminuir mi miseria, pero estaba segura de que no estaba lista para verlo de nuevo. Le di gracias a Dios porque tenía entendido que el iría a la universidad en una ciudad diferente a la que yo iría y, empece a creer en que sí había vida después del amor. Al mudarme de nuevo, el nerviosismo de empezar una nueva etapa de mi vida y separarme de algunos de mis amigos y mi familia de nuevo, me ayudó a dejar de pensar tanto en él y su recuerdo se convirtió como en ese libro que mantienes en el estante pero que nunca lees, esa canción que nunca escuchas pero que tampoco te atreves a borrar de tu lista de reproducción. Habían varios niños lindos en mi universidad, y alguno que otro mostraba cierto interés en mi, pero no estaba lista todavía para intentar algo con alguien. Hice nuevos amigos, y empece a sentirme como yo de nuevo, a disfrutar de los días soleados y a retomar los hábitos que había perdido... De a ratos parecía que el era solo un turbulento amor completamente superado... de a ratos parecía que el era lo único que le faltaba a mi vida para hacerla perfecta.
Una tarde estaba sentada en unas escaleras de mi universidad esperando a una amiga con la que había quedado en ir a almorzar. Ya me había empezado a sentir como yo solía ser antes y había alcanzado cierta paz y estabilidad. Se podía decir que me sentía feliz de nuevo. De repente sentí unos pasos lentos detrás de mi pero no presté mucha atención ya que por ahí pasaban otras personas de la universidad.
-Estás esperando a alguien? - dijo una voz que no reconocí a mis espaldas. Al principio pensé que no era conmigo pero terminé volteando. Era un chico alto, de cabello negro y ojos oscuros, de piel trigueña, y una linda sonrisa.
-Estás hablando conmigo?
-Creo que sí.., es decir, no veo a nadie mas sentado en las escaleras- Y se rió.
Instantáneamente me agradó, quiero decir, había en él algo misterioso y tentador, pero a la vez en sus ojos se veía algo tierno.
Me preguntó qué hacía a ahí y le conté que estaba esperando a una amiga, se me quedó mirando fijamente por unos segundos y luego de no se cuanto tiempo se empezó a acercar lentamente a mi y se detuvo mi respiración, no sé por qué en el momento en que pensé que me iba a besar me acordé de él... del chico que conocí frente al mar y abruptamente me eché hacia atrás y lo miré entre confundida y molesta.
-No es lo que pensabas.. Solo quería ver bien el color de tus ojos... Es decir, apenas si nos conocemos, Dios- y se rió.
Me reí también y me relajé de nuevo. Me dio su nombre y yo le di el mío, me preguntó que estudiaba y de que ciudad era, pues por mi acento se dio cuenta de que venia de otra parte. -Me gustaría mucho saber más de ti... pero debo ir a clase. Sabes... Llevaba mucho tiempo queriendo hablarte... -Bajó la mirada como si buscara las palabras adecuadas para explicarse- pero parecías... como distante... Ehh... Me darías tu número?
Dudé al principio, pero se lo di, él sonrió de una manera que no puedo describir, me hizo sonreír también y antes de cruzar por la esquina, me miró y luego siguió adelante.
Cuando llegó mi amiga me preguntó que porque sonreía.
-Estaba sonriendo? No me di cuenta- Reí
-Qué pasó? Cuéntame!
-No nada, es solo que bace un lindo día, vamos! Muero de hambre... CONTINUARÁ
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