Abandonada por la soledad

Un gran ramo de flores cae al suelo. Es pisoteado y maltratado por una bella mujer que insulta al aire sin tomarse un segundo para respirar. La gente mira sorprendida, algunos en silencio suspiran "qué mal que estamos" otros gritan "¡internen a esta demente!". Ella continúa destruyendo el ramo, que ya hecho pedazos pide un último deseo.

    Llueve en Buenos Aires y las nubes se hacen eco de la depresión. Los autos que cruzan la inundada 9 de Julio van y vienen. Pero ella sigue allí, maldiciendo y pisoteando su ramo. Algunos niños que pasan a su lado se asustan, se agarran fuerte de los brazos de sus padres que bajan la vista, intentando disimular su incomodidad.

    Vestida de blanco, grita "¡Soledad de mierda, me dejaste sola!". Yo, sentado en un bar justo en la esquina analizo la secuencia de la situación. El ramo, destruido queda en una alcantarilla y la mujer se frena. Mira hacia el horizonte con sus ojos carmesí para terminar sus diez minutos de furia sentada recibiendo la lluvia de lleno en su rostro.

    Cesa la tormenta pero no sale el sol, ahora sentada en el medio de la calle la mujer queda a merced de las nubes. Con el maquillaje corrido y sin zapatos se rinde ante los insultos que recibe por parte de los peatones. Se pone de pie, y con un movimiento pone fin a su tortura. Se desploma tras el disparo, quedando su largo vestido blanco con intermitentes manchas de sangre. La gente corre a su auxilio pero es demasiado tarde. La soledad ya la había dejado sola.